Nueva York.- Se acabó la vida deportiva en las Grandes Ligas para el lanzador Ambiorix Burgos. Ahora es persona no grata para los Estados Unidos.Así lo determinó este lunes un juez de Inmigración en una audiencia que sólo duró 15 minutos, en la que se debatía si al ex lanzador de los Mets se le otorgaba una salida voluntaria o se ordenaba su deportación luego de haber cumplido una condena de 7 meses en prisión por golpear a una mujer en un hotel de Queens.
Los abogados de Burgos buscaban por una salida voluntaria, lo que dejaría las puertas abiertas para que en un futuro el nativo de Nagua consiguiera un contrato de algún equipo de béisbol de los Estados Unidos.
Sin embargo, el juez Steven R. Abrams determinó que Burgos no era merecedor de esa concesión “por los diversos actos violentos que ha escenificado tanto aquí en Estados Unidos como en su natal Dominicana”, y dispuso su inmediata deportación; orden que sería cumplida en las próximas 72 horas.
Para tomar esa decisión el magistrado ponderó no sólo la condena que recibió por haber golpeado a la joven María López, de 26 años, el año pasado, sino también la acciones violentas que Burgos ha escenificado en Nagua, especialmente la muerte de las dos jóvenes que iban en un motor por la carrera Nagua-Cabrera, a quienes le pasó por encima con su vehículo Hummer 2008 y luego huyó por más de una semana.
Ahora, según expertos en Inmigración, el único pequeño rayo de luz que podría tener el pelotero de 24 años es que un equipo del béisbol de Grandes Ligas muestre tanto interés por sus servicios que se enfrasque legalmente con el Servicio de Inmigración hasta lograr un waiver, o sea una suspensión temporal de su sentencia de deportación, y entonces le permita entrar al país.
Ese waiver también podría lograrse, aunque es un caso difícil, a través de dos hijos pequeños nacidos en Estados Unidos, que según salió a relucir en corte, tiene el lanzador.
Costaverdedr.com habló con Josef N. Wachsmann, abogado de Burgos ante Inmigración, pero éste rehusó dar detalles sobre su caso alegando no estar autorizado por su cliente.
