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domingo, 11 de abril de 2010

Con más de un centenar de impugnaciones a sus candidaturas pendientes de fallo en la Junta Central Electoral, lo peor que le podía pasar al Partido Revolucionario Dominicano era reactivar la confrontación interna
Juan Bolívar Díaz
SANTO DOMINGO, DN.-A cinco semanas de las elecciones legislativas y municipales y entrando en la recta final de la campaña electoral tras el “feriado reflexivo” de la Semana Santa, lo peor que podría ocurrirle al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) era la reactivación de sus confrontaciones internas.
Miguel Vargas Maldonado.
Con más de un centenar de impugnaciones a sus candidaturas y con su gestión democrática en cuestionamiento, las perspectivas no apuntan al crecimiento esperado en mayo próximo y hasta los vaticinios de su presidente Miguel Vargas Maldonado generan pesimismo.
Vuelven los demonios
Tras el largo feriado de la Semana Santa se esperaba que la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral (JCE) concluyera el conocimiento de 285 recursos de impugnación incoados contra las candidaturas registradas por los partidos de los que cerca de la mitad corresponden al PRD, para que el partido opositor arrancara definitivamente con su campaña electoral a nivel nacional.
Es cierto que también el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su principal aliado, el Reformista Social Cristiano, confrontan masivas impugnaciones, pero los recursos del poder les permitirán compensaciones suficientes para suturar las heridas internas antes de que se abran las urnas.
Aunque habían llovido aguaceros de impugnaciones a sus candidaturas, en las últimas semanas las confrontaciones públicas entre dirigentes perredeístas habían sido superadas por los intereses electorales del partido, cuando el martes 6 el propio presidente de la organización rompió la aparente tregua al responsabilizar a sus contradictores internos de la desproporcionada cantidad de impugnaciones incoadas por perredeístas.
Entrevistado al acudir personalmente a la JCE, donde contactó el complejo trabajo que tienen los jueces electorales, a Vargas Maldonado se le fue el seguro y acusó a sectores internos de dirigir sus esfuerzos a impedir el buen desempeño de esa organización de cara a las próximas elecciones. Cuando le pidieron que los identificara, respondió: “ustedes los han visto, son todos aquellos que han hecho impugnaciones, pero no desde ahora, sino en todos los procesos que hemos llevado a cabo”.
Auténtico boomerang
Las declaraciones fueron suficientes para que el expresidente Hipólito Mejía, y Luis Abinader, quienes compiten con Vargas por la candidatura presidencial para el 2012, saltaran al cuadrilátero con los guantes puestos. Héctor Guzmán y Guido Gómez Mazara dispararon misiles, y en mejor tono se pronunciaron Tirso Mejía Ricart y Hugo Tolentino.
Hipólito Mejía.
Archivo/Clave Digital Es obvio que Mejía y otros dirigentes, como Abinader, Gómez Mazara, están sentados esperando tomar cuenta a Vargas Maldonado si se produce una temida debacle electoral, pero últimamente se habían reservado sus dardos para luego del 16 de mayo. Así lo había insinuado el primero cuando a principios de marzo declaró que hasta que pasen las elecciones estaría mirando los toros desde atrás de la barrera.
A Vargas le responsabilizaron de la lluvia de impugnaciones, acusándolo de “indolencia por el partido”, al no encabezar la reunificación, y “por haber impuesto más de la mitad de los candidatos”, incluso despojando a muchos que habían ganado candidaturas en convenciones locales.
Abinader y Guzmán pusieron como ejemplo del arbitrario manejo de las candidaturas el caso del doctor Hugo Tolentino, simbólico por ser una de las personalidades históricas del PRD y hasta por haber presidido la Convención Nacional que eligió al menos la mitad de los candidatos. Tolentino fue inscrito dentro del plazo legal, que venció el 17 de marzo, como primer candidato a diputado nacional por el PRD, pero 11 días después el Delegado Político ante la JCE, Virgilio Bello Rosa, pretendió desplazarlo al segundo lugar en la lista, sin siquiera notificárselo, sustituyéndolo por José Leonel Cabrera (Neney), uno de los hombres fuertes de Vargas.
Lo peor fue que primero Vargas negó el desplazamiento, y luego tras el rechazo de la JCE dijo que él no lo había autorizado ni firmado, lo que obligó a Bello Rosa a desmentirlo públicamente, indicando que “llamé a Vargas que estaba fuera del país y le dije que yo estaba en desacuerdo con el cambio, igual posición se la manifesté a Neney (Cabrera) y a Andy Dauhajre en la casa del Ing. Vargas. Cuando hablé con éste me pidió que la firmara y yo accedí a ello. Esa es la verdad y no otra”.
Ineficaz gestión política
Al ingeniero Vargas Maldonado, exitoso en los negocios y la construcción, se le ha acusado de desconocer la historia y la tradición perredeísta, que incluyen una gran capacidad para la disensión interna, aún cuando tuvo líderes de la categoría de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.
Además le critican haberse rodeado de una tecnocracia profesional, también de mucha capacidad en sus especialidades, pero recién llegados al PRD y de escasa experiencia política, como Dahuajre y Cabrera, quienes en el caso Tolentino predominaron sobre la experiencia política y perredeísta de Bello Rosa. Por cierto que éste y Tolentino tuvieron el coraje de renunciarle al presidente Mejía en el período 2000-04 cuando se desempeñaban como Procurador General y Canciller, respectivamente.
Desde que en noviembre del 2008 Vargas Maldonado se lanzó a la búsqueda de la presidencia del partido blanco, lo que era incompatible estatutariamente con la candidatura presidencial que quiere repetir para el 2012, analistas políticos advirtieron que eso desataría una confrontación interna que rebasaría la coyuntura electoral del 2010, puesto que adelantaba la lucha por la candidatura presidencial, cuando apenas habían transcurrido cinco meses de la derrota del 2008. También se advirtió que eso consumiría las energías del principal partido de la oposición, impidiéndole aprovechar el desgaste del segundo período consecutivo de Gobierno del PLD y el presidente Fernández.
La estrategia que ha resultado exitosa relativamente era apoderarse de todos los mandos del partido para imponer los candidatos para mayo del 2010, creando “un nuevo PRD”. Pero el costo en términos de desgaste interno y descrédito externo, sin haber podido encarnar una efectiva y eficaz oposición al Gobierno, han sido superiores.
Las rectificaciones dispuestas por la JCE y las que faltan, parecen diagnosticar una gran ineficacia en la gestión política.´
Pobre perspectiva electoral
Más allá de una encuesta del Centro Económico del Cibao, que en anteriores procesos electorales ha sido certero en sus estudios, y que esta semana otorgó una amplia ventaja a Milagros Ortiz Bosch para la senaduría del Distrito Nacional, las perspectivas para los comicios del mes próximo de un PRD dividido lucen inciertas frente a la amplia coalición que encabeza el PLD y que ya lanzó a la campaña electoral a todo el poder del Gobierno, desde el Presidente y el Vicepresidente de la República.
Milagros OrtizBosch.
Archivo/Clave Digital Si los líderes perredeístas no logran compactarse y creer en sus posibilidades, es iluso pretender que podrán capitalizar el descontento de amplios segmentos de las clases medias y bajas con el Gobierno. Al final podrían cosechar parte del descontento, pero no evitarán la alta abstención que se ha registrado en los anteriores comicios legislativos y municipales, que ha oscilado entre el 51 por ciento del 1998 y el 44% del 2006.
Las mejores pruebas de las pobres perspectivas del PRD las ofreció su presidente Vargas Maldonado el miércoles 7 en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, cuando dijo que marchan adelante en 12 provincias, pero el PLD en 13 y los reformistas en 3, con lo que de entrada concede a la alianza de estos últimos la mitad del Senado, con cuatro provincias por definirse. Eso en una tradición política que marca una tendencia a dorar las propias posibilidades.
Peor fue la encuesta de la firma norteamericana Greenberg Quinlan Rosner Research, publicada el 29 de marzo y citada por Vargas Maldonado en el encuentro del miércoles, según la cual el PRD encabeza las preferencias por los diputados con 47 por ciento frente al 45 por ciento del PLD y 5 del PRSC, lo que otorga ventaja a la alianza gubernamental. Y por los senadores es peor porque otorga 49 por ciento al PLD y 4 al aliado reformistas para un 53 por ciento. En otras palabras, que según las encuestas y expectativas del propio partido blanco, la alianza gubernamental gana la mayoría del Congreso. Aquí sí cabe lo de que a confesión de parte, relevo de pruebas.