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viernes, 25 de febrero de 2011

Por Miguel Alonso
el comerciante Blanco Fernández fue el encargado de dirigir la orquesta en Sala Capitular. Fotos: M. Alonso
El alcalde Alberto Alonzo defendió con uña y diente sus propuesta de cero música en el parque municipal, mientras sus aliados regidores observaban callados su enfrentamiento verbal con los Fernández. Fotos: M. Alonso
Como todo un teórico, Rafael Antonio Fernández- Chachá-, presidente del PRD en Río San Juan, expuso sus puntos de vista y hasta aprovechó para sacar algunas de sus diferencias políticas con su compañero de partido y síndico municipal, Alberto Alonzo.
Mientras se encendía el debate, los asistentes a la Sala Capitular arengaban a sus voceros que reclamaban la autorización de música en el parque municipal.
Río San Juan.- Los asiduos asistentes a la cherchas nocturnas en el parque municipal se fueron este jueves con su música a otra parte; esta vez a la Sala Capitular, a donde varios acudieron a protestar la medida que prohíbe subir los decibeles de los sofisticados componentes de sus autos en los alrededores del mismo.
El director de la orquesta fue el popular Blanco Fernández, quien tiene un colmado en los alrededores del parque, y sin pelos en la lengua le entró a dos manos a la prohibición aprobada por los regidores, atendiendo a una propuesta del síndico Alberto Alonzo, quien tras aclarar que las regulaciones municipales las aprueba la Sala Capitular y no él, se responsabilizó abiertamente diciendo que está totalmente de acuerdo con la prohibición.
Mientras Fernández pedía vehementemente que le dejaran a los jóvenes tocar sus radios en el parque, ya que “es necesario para divertirse sanamente y alejarse de la drogadicción que existe en nuestro pueblo desgraciadamente. Y consideramos que el parque es lo más necesario para eso y lo menos costosos para ellos”, el síndico decía que era imprudente escuchar a las 11:30 de la noche un reguettón a todo volumen diciendo que “si abre las piernas te parto el pollo”.
Sin embargo, Fernández ripostó que mientras se prohíbe la música en el parque, por el lado de la Laguna Gri-Grí “sí se usa la música al por mayor y detalle, y a altas horas de la noche; o sea, de tres y media a cuatro de la madrugada, a todo volumen. Y a sus alrededores sí se usa de todo. O ustedes se están haciendo los inocentes, o los sordos, o lo mudos? O ustedes quieren que la gente vaya para allá?; o acaso por esos lados no viven gente que le moleste la música. O solamente le molesta la música del parque?”, cuestionó el comerciante, e insinuó que lo hacían así para defender sus beneficios personales.
Pero el síndico “le mató el gallo en la funda”, diciendo que el lado de la Laguna es otra cosa, ya que eso está destinado para ese tipo de diversión, con dos discotecas y varios restaurantes. Alonzo, quien llamó a Fernández su hermano, luego le recordó que por qué no vino al ayuntamiento a quejarse cuando él, como jefe municipal, no aprobó una ordenanza que le prohibía ocupar la acera y una parte de la calle con las decenas de sillas que coloca frente a su colmado al poner un televisor en las afueras para que la gente la viera dándose sus tragos. “Yo me opuse a que te quitaran porque decía que era el único cine del pueblo, y tu no me ha traído un pergamino de reconocimiento. Ahora como esto te afecta, vienes a quejarte”, le recordó, haciendo bajar la guardia al comerciante.
Sin mencionar nombres, el síndico también tiró sus "notitas al aire" a algunos de los presentes en la sala, de quienes dijo presionaron en el pasado para la resolución municipal que prohíbe los vendedores en el parque, pero hoy defienden esa práctica porque se benefician de ella.
Con Fernández fuera de combate por nocaut, vino al rescate su hermano Rafael Antonio Fernández –Chachá-, quien es presidente del PRD en este municipio y adversario político del síndico, aunque son del mismo partido.
Aprovechando el momento para sacarse algunas de las espinas que tiene clavada contra el Alonzo, Chachá cuestionó que porque un síndico y una fiscal vivan cerca del parque y no le guste la música, no pueden tomar una medida de esa naturaleza.
“Por qué hay que quitarle el sustento a varios jóvenes que van al parque, que no quieren tirarse a los barrios a usar o vender droga. Ustedes son los jefes del pueblo y aquí esta la droga como arroz, por qué no la persiguen?”, disparó Chachá como el mejor francotirador.
Pero falló el tiro, porque el síndico le devolvió con un "mambo violento" diciéndole que él (Chachá) es un ciudadano igual que él, y que como tal tiene el deber de si sabe donde están los puntos de drogas y quienes la venden, denunciarlo a la policía que es la institución encargada de perseguir a los narcotraficantes y no las autoridades municipales.
Ya sin mucho cartucho, y con el síndico "afinaíííísimo" y con muchas municiones para seguir defendiendo su oposición a que se permita la chercha musical a todo volumen en el parque, Chachá optó por pedir que se dejara de lado el tema personal y puso punto y aparte, momento que aprovechó Alonzo para decir que esa ordenanza municipal era un primer paso para lograr que el parque sea el centro de diversión de toda la familia, en el que Máxima (la madre de los Fernández), pueda ir, ya que tiene mucho que ni pasa por ahí por el desorden imperante en la zona.
Alonzo dijo que esa medida es un preámbulo para luego llevar al parque todos los domingos la banda de música de la Escuela Libre. “Cuando usted era niño y sacaba la cabeza, usted se acuerda de la banda de música tocando en el parque, verdad?", dijo el síndico, parafraseando al propio Fernández en algo dicho durante su intervención. "Eso es lo que queremos, diversión en cada sitio que se corresponde. Donde Máxima y todos los niños y los envejecientes puedan ir al parque sin temor de que le maten un hijo. Yo hago mi cosa con responsabilidad”, dijo el alcalde, concluyendo que después de todo, la última palabra la tiene el concejo de regidores, que como tal, son los que rigen.
Eso puso fin al primer round de una pelea que parece que va para largo, donde cada quien tirará sus dardos venenosos en pro o en contra de la medida, y todo en nombre del “desarrollo de un pueblo”.
Costa Verde DR