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miércoles, 23 de marzo de 2011

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Por JUAN O. TAMAYO
jtamayo@elnuevoherald.com
Fidel Castro recordó el martes que había renunciado a la dirección del Partido Comunista cuando estuvo a punto de morir hace cinco años, suscitando preguntas de por qué había comentado ahora sobre un tema que ha tenido muchas incógnitas en los últimos cinco años.

Algunos analistas indican que Castro nunca renunció oficialmente al cargo en el 2006, y está hablando sobre el tema ahora para reforzar la posición de su hermano y sucesor Raúl en anticipación del Congreso del Partido Comunista, el primero desde 1997, a celebrarse entre el 16 y el 19 de abril.

En los últimos 5 años y medio no hubo siquiera un rumor de que la dirección del Partido hubiera cambiado de manos oficialmente. En lugar de eso, hubo indicaciones de que Castro conservaba el control de la institución.

"Renuncié sin vacilación a todos mis cargos estatales y políticos, incluso al de primer secretario del Partido, cuando enfermé [. . .] aunque todos continuaban titulándome afectuosamente de esa forma'', escribió Fidel Castro en una columna publicada el martes.

Castro, de 84 años, anunció en el 2006 que había entregado "temporalmente'' sus poderes gubernamentales y como primer secretario del partido tras someterse a una cirugía de emergencia. Raúl fue designado oficialmente para sucederlo en el 2008.

Pero en los cinco años siguientes se siguió refiriendo a Fidel Castro como primer secretario y a Raúl como segundo secretario, creando cierta confusión sobre quién exactamente estaba a cargo del partido, única agrupación política legal de la isla y descrito por la Constitución como "la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado''.

La estructura del Partido refleja la del gobierno, y sus funcionarios generalmente tienen más poder que sus homólogos en el gobierno.

Castro no mencionó sus responsabilidades en el Partido cuando anunció a principios del 2008 que no se postularía para ser reelecto como presidente del Consejo de Estado, el puesto más alto del gobierno.

Una noticia reciente transmitida desde Cuba reportó de hecho que Raúl, por mucho tiempo segundo secretario del Partido Comunista, reemplazaría oficialmente a Castro como primer secretario cuando el Partido se reúna el mes próximo.

La página de internet del Partido todavía presentaba el martes a Castro como primer secretario y a Raúl como el número dos, aunque no se sabe que Castro haya asistido a reunión alguna de los altos funcionarios del Partido desde el 2006.

Raúl dijo el año pasado que el congreso se ocuparía exclusivamente de las reformas económicas de mercado que ha propuesto, y que los asuntos del Partido --lo cual incluye presumiblemente los puestos directivos-- serían discutidos en una conferencia más adelante este año.

De ser elegido Raúl el mes que viene al puesto más alto del Partido, eso provocaría especulación inmediata sobre quién se convertirá en el número dos, y tal vez en el próximo en la línea para gobernar la isla de 11 millones de habitantes.

Quién ha estado gobernando realmente a Cuba desde la enfermedad de Castro ha sido tema de acaloradas discusiones, no resueltas hasta el momento debido a que la dinámica del gobierno de la isla permanece cubierta por el velo del secreto.

La mayoría de los partidarios de los Castro tienden a alegar que ha habido una transición sin costuras de Fidel a Raúl, de 79 años, como lo muestran los ambiciosos planes de reforma de este último. Castro nunca hubiera permitido esos cambios, según ellos.

Entre las reformas se encuentra el despido de más de 1 millón de empleados públicos y recortes en servicios de salud y educación para disminuir los gastos del gobierno, así como permitir una gran expansión de la actividad económica privada.

Otros alegan que Castro conserva una fuerte voz en el gobierno, especialmente en las decisiones más importantes del país, y señalan la lentitud con que se han llevado a cabo las reformas de Raúl.

En la columna publicada el martes en los periódicos nacionales --que se ocuparon mayormente de atacar al presidente Barack Obama-- Castro repitió la línea que usó cuando empezó a escribir las llamadas Reflexiones tras su crisis de salud del 2006.

"Pero sigo y seguiré siendo como prometí: un soldado de las ideas, mientras pueda pensar o respirar'', escribió.