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jueves, 26 de enero de 2012

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En el caso de Juan Almonte, desaparecido, no se ha determinado su paradero ni hay ninguna persona presa o bajo investigación
Acento.com.do
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Las dos viajeras que fueron sorprendidas el martes con 58 mil 57 dólares no declarados, cuando retornaron al país por el Aeropuerto Internacional de las Américas, procedentes de la ciudad de Nueva York, son hermanas del joven Eduardo Baldera Gómez, quien en 2009 supuestamente fue secuestrado y logró escaparse luego de abrir las esposas con un “palito”.


Oficiales de Seguridad e Inteligencia de la Dirección General de Aduanas (DGA) se incautaron de los 58 mil 57 dólares a las hermanas Carmen Yanelfi y Yadelkis Altagracia Baldera Gómez quienes dijeron a los agentes aduaneros que solo traían 10 mil dólares, pero cuando los oficiales procedieron a revisar sus equipajes descubrieron que mentían porque traían oculto en medias deportivas el resto del dinero.
Según informó Aduanas este martes, cuando a las hermanas Baldera Gómez se les preguntó por qué no declararon el dinero, dijeron que no sabían de su existencia. Las detenidas llegaron al país desde Nueva York, Estados Unidos, en el vuelo 825, de la aerolínea Jet Blue.
La Ley 70, sobre Lavado de Activos, dispone que las personas que salen o lleguen al país están en la obligación de declarar el dinero con que viajan a partir de la cantidad de 10 mil dólares.
Conforme la propia ley si el viajero no hace la declaración correspondiente puede ser sometido a la justicia y el dinero decomisado por las autoridades de la DGA.
Este hecho vuelve a poner de relieve la oscura historia del supuesto secuestro de Eduardo Baldera Gómez ocurrida en 2009, que dio lugar a la muerte de dos hombres, al secuestro y desaparición de un tercero, y a apresamientos arbitrarios y torturas de varias personas más, a los cuales la Policía Nacional acusó de estar vinculados a grupos revolucionarios radicales.
Un secuestro que muy pocos creyeron
La forma en que concluyó el supuesto secuestro y la muerte de dos hombres a manos de la Policía Nacional, a pesar de que habían sido previamente apresados, generaron muchas dudas en la opinión pública.
Esa situación se vino a agravar luego de que la Supertendencia de Bancos cerró en el mes de noviembre de 2009 las casas de cambio propiedad de Francisco Baldera, padre de Eduardo Baldera Gómez, por carecer de autorización. Las casas de cambio operaban en Nagua y en Samaná.
Asimismo, a raíz de la muerte de Cecilio Díaz (alias Manuel) y Willian de Jesús Batista Checo, que fueron apresados y asesinados de manera fría por agentes policiales, además del secuestro y desaparición de Juan Almonte Herrera, la PN siguió perdiendo credibilidad porque el entonces jefe policial, general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, se inventó un tiroteo que habría ocurrido la madrugada del 11 de octubre de 2009, en el cual habría sido muertos los dos primeros hombres en un supuesto “intercambio de disparos”.
Pronto la mentira del general Guzmán Fermín quedaría al descubierto cuando se presentaron fotografías y vídeos que mostraban a los dos hombres, en lugares y en momentos distintos, detenidos y bajo control de los agentes policiales, lo que evidenció que fueron fríamente asesinados.
Ante el escándalo, las autoridades del Ministerio Público se vieron obligadas a integrar una comisión para investigar el caso. La comisión, dirigida por el procurador adjunto Ramón Arístides Madera Arias, determinó que Díaz y Batista Checo no pudieron batirse a tiros con la patrulla que los tenía bajo custodia, porque estaban esposados.
La patrulla policial asesina estuvo integrada por el teniente coronel Alberto Trejo Pérez, los mayores Jesús Rafael Tejada y Franklin E. Santana Martínez, además de los segundos tenientes José Luis Peralta Valentín y Catalino de Jesús Pérez.
La investigación confirmó que Díaz fue apresado por el alcalde pedáneo de la sección Sabana Cruz, de Villa Vásquez y entregado vivo al capitán de la Policía Nacional Inocencio Rivas, y que Batista Checo fue detenido por Pedro María Cruel, alcalde pedáneo de la sección Los Conucos, del mismo municipio, y entregado al alférez de fragata (segundo teniente) Ramirito Dumé Nina, de la Marina de Guerra.
La comisión concluyó que oficiales y sus subalternos mataron a los dos hombres, violando la ley, y luego trataron de simular un intercambio de disparos que nunca ocurrió, mentira que contó con el aval del general Guzmán Fermín.
“La gran cantidad de disparos que les infirieron a ambos (a Díaz unos 7 balazos y a Batista Checo 4, incluyendo con fusil cañón corto), así como por la trayectoria de los mismos, hace presumir que no se produjo el citado enfrentamiento a tiros y que existió la intención de matarlos”, indicaba el informe.
En el caso de Juan Almonte, desaparecido, no se ha determinado su paradero ni hay ninguna persona presa o bajo investigación.
Leonel ascendió a los matones
Al año siguiente, en el mes de febrero, el presidente Leonel Fernández premió con un decreto de ascensos a los integrantes de la patrulla policial que mataron a Cecilio Díaz (alias Manuel) y Willian de Jesús Batista Checo, decisión que le generó duras críticas en la opinión pública.