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jueves, 26 de noviembre de 2020


Su ritmo contagia alegría y aunque no sepas bailar, te hace mover desde que escuchas los acordes de la güira y el tambor que identifican su sonido. Eso lo hace el merengue, la expresión musical que identifica a la República Dominicana a nivel internacional.

Este género musical hoy está de fiesta con la celebración este 26 de noviembre del Día nacional del merengue. Esta fecha fue instituida el 11 de noviembre de 2005 por el presidente Leonel Fernández, bajo el decreto 619-05.

Declarado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el merengue, junto a la salsa, forma parte de los grandes géneros musicales bailables que distinguen el gentilicio latinoamericano.

Sus inicios

Desde que surgió, a principio del siglo XIX, en el 1854, el merengue ha ido evolucionado. En sus orígenes era interpretado con instrumentos de cuerda (bandurria y/o guitarra). Pero años más tardes fueron sustituidos por el acordeón, la güira y la tambora, lo que dio paso a la estructura instrumental del merengue típico.

Este conjunto, con sus tres instrumentos, representa la síntesis de las tres culturas que conformaron la idiosincrasia de la cultura dominicana. La influencia europea viene a estar representada por el acordeón, la africana por la tambora, que es un tambor de dos parches, y la taína o aborigen por la güira.

Las polémicas

El merengue ha sido un género musical lleno de polémicas desde sus inicios y hasta la fecha actual. Fue cuestionado en las primeras décadas de su nacimiento por el presidente Ulises Francisco Espaillat en 1875, quien inició una campaña contra el atrevido baile y las letras explícitas que lo escandalizaron a él y a muchos otros.

Pero a pesar de esta queja desde la más alta esfera del Estado dominicano, el merengue se abrió paso en los distintos pueblos y campos del país, destacándose especialmente en la región del Cibao.

Todo lo contrario pasó con el dictador Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), que se encargó de impulsarlo en las altas esferas del poder, posicionándolo como el género por excelencia de los dominicanos.

Producto del crecimiento a nivel nacional del género, empiezan a despegar importantes figuras, entre las que destacan Joseíto Mateo, Félix del Rosario, Johnny Ventura, Vinicio Franco, Wilfrido Vargas y Cuco Valoy entre otros. Estos interpretes marcaron el camino para lo que se denomina como la “época dorada del merengue”.