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domingo, 13 de septiembre de 2009

El 16 de febrero de 2005 el periódico español El Mundo, al igual que otros medios internacionales, divulgó que “una mecedora de roble perteneciente al presidente estadounidense John F. Kennedy” fue subastada en Nueva York y que un comprador anónimo pagó por ella el equivalente a 75,223 euros.

Maybell González y Stephanie Jackson, dos graduadas en diseños de interiores en la Universidad Unibe, en su tesis “El mueble en Santo Domingo, 1844-1961”, se refieren al origen de la mecedora en subasta, utilizada por el mandatario estadounidense para calmar su crónico dolor de espalda: al inmigrante español Don Pascual Palacios, el dictador Rafael Leonidas Trujillo le asignó el papel de “ebanista oficial del Estado” y “esta posición lo llevó más tarde a construir la famosa mecedora del presidente Jhon F. Kennedy” en su taller ubicado en Santo Domingo.

Angélica Rodríguez, especialista, asesora en diseños de líneas de muebles y docente en Unibe, afirma que con la mecedora de Kennedy el país perdió una oportunidad de oro para crear una marca país que diera a conocer en el mundo a la industria dominicana del mueble. Explica que si bien este concepto no existía cuando se fabricó, en cambio si era muy común su antecedente más inmediato, los recuerdos o souvenirs que compran los turistas.

Casos como éste recuerdan que en la industria dominicana del mueble son frecuentes las oportunidades perdidas.

INNOVACIÓN
La competencia por los clientes se centra en el diseño de los muebles.

La mano de obra calificada

Mariela Carián es estudiante de término de Arquitectura y trabaja como diseñadora de muebles en Paló. Muestra parte de los diseños ya producidos y enviados a Sta. Lucía el año pasado. Fueron 18 contenedores repletos de muebles, puertas, ventanas y barandas destinados al proyecto turístico Cap Maison. Los responsables del proyecto en Sta. Lucía enviaron los planos de la construcción a Paló, donde las piezas fueron diseñadas y producidas. Cuando se instalaron, “todo encajó perfectamente”, asegura Rosario. La escasez de mano de obra calificada representa un grave problema para la industria. Pero Infotep e ITLA ya desarrollan programas de capacitación. Julieta Castillo, también empleada de Paló, se formó como tecnóloga en manufactura automatizada. Opera un router CNC que cuesta US$90 mil.

Por ejemplo, antes del inicio del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta), esa rama de la economía dominicana disfrutaba de “un fuerte grado de proteccionismo” frente a las importaciones, las cuales tenían que pagar un arancel ad valórem de 20%. Además, el mueble dominicano podía ingresar libremente al mercado de Estados Unidos, destaca un estudio realizado por la firma de Asesores de Comercio Exterior (ACE).

Un estudio del BID revela que en 2004 la producción registrada de este sector fue de US$200.2 millones, de lo cual sólo exportó US$4.7 millones. Las importaciones fueron por US$26 millones.

Un conjunto de debilidades impidieron al mueble criollo elevar el valor de sus exportaciones y, por lo tanto, desaprovechar esa oportunidad de comercio. Esto llevó a la industria a refugiarse en un mercado interno cautivo, que demandaba muebles de madera sólida, réplicas de estilos históricos pasados, como son el victoriano, art déco y arts and crafts, o sus variantes vernáculas. El estudio de ACE revela una lista de esas debilidades, que incluye los problemas en el suministro de energía eléctrica, la escasa capacitación de recursos humanos, el estancamiento tecnológico, y la deficiencia en los diseños.

Con el inicio del DR-Cafta, en marzo de 2007, el mueble dominicano comienza a competir de igual a igual con el de Estados Unidos, cuya industria en ese ramo tenía una producción nacional de US$52,017 millones.

Pero entre 2004 y 2008 el saldo comercial entre las exportaciones y las importaciones de muebles entre ambos países pasó de US$3.1 a US$11.9 millones a favor de Estados Unidos, tendencia que parece crecer.

El encanto de la moda. “Se produce mucho mueble en República Dominicana, pero estamos estancados en diseño”, explica Luis Eduardo Rosario, un joven de 25 años que dirige la producción y diseño de la empresa familiar Paló Diseño Creativo.

CIFRA

9.92%

es la cifra que la Industria del mueble ocupaba en 2002, 46,415 trabajadores. Había 300 empresas registradas, más un número desconocidos de micro-talleres informales.
Revela que en cuanto a los gustos por los muebles, la nueva tendencia es que, al igual que sucede con la ropa, la gente los cambie según la moda, aunque sean cada 5 ó 10 años. Esto implica que los grandes muebles, que antes se heredaban de “la abuela”, que eran sólidos y de maderas preciosa como la caoba o el roble, sean desplazados por muebles que se centren en el diseño, que sean funcionales, y q ue apliquen los criterios ergonómicos.

“Pero la mayoría de los dueños de empresas se enfocan en la producción, no en la ergonomía del mueble, no en el diseño, no en los colores, y por eso no llegan a competir en el mercado extranjero”, afirma Rosario.

Estamos tratando de adaptarnos con muebles más ligeros. Pero también se ve la necesidad de incurrir en el diseño"

Ligia Dicent, Gerente general de Heco Muebles
Cuenta Ligia Dicent, gerente general de Heco Muebles, que en el país “hay una industria del mueble totalmente lastimada después del DR-Cafta”. Y explica que “sorpresivamente, en un intervalo de tiempo bastante corto, ha tenido que adaptarse”.

Agrega que en República Dominicana no existe un desarrollo en el área del mueble por falta de maquinarias y por los problemas del servicio de electricidad.

“No estamos en capacidad de competir”, observa.

Mi sueño es producir muebles en RD con la calidad del que se produce en EE.UU. y en los países europeos"

Luis Eduardo Rosario, Paló Decoraciones Creativas
Pero además de incursionar en el diseño y la moda, la industria del mueble también debe trabajar en su imagen y su calidad, señala Angélica Rodríguez, lo que tiene que ver, en gran parte, con la calidad de insumos, y la ética.

El 22 de marzo de 2009, la periodista y escritora Rosa Francia Esquea, en su columna brisas del periódico Hoy, contaba el caso de un bebé de tres meses, hijo de una familia de su vecindario, que murió tras desfondarse la cuna en que dormía. “Cuando llegaron las autoridades forenses nos mostraron lo fino que era la tabla que servía de plataforma para el colchón, y no resistía el tornillo que tenía”.

Los productores tarde o temprano tendrán que cumplir con las reglas del juego; el mercado está compelido a exportar"

Angélica Rodríguez, Especilista en diseño de muebles
Explica que los padres, una joven pareja, no se percataron de eso porque la cuna aparentaba ser de buena calidad. Esquea tituló su columna: “Falta de ética en la fabricación de muebles”. “Esto no debe pasar”, dice Rodríguez.

Pero la experta también pone el dedo en la llaga en otros problemas serios que perjudican la imagen de la industria. Es el caso de la calidad de la madera que se utiliza como materia prima, y que pasa por su secado en horno (a 56% durante 30 minutos) y el tratamiento de calor, que tienen por resultado la eliminación de la humedad y de las plagas.

Aunque EE.UU. “fue el primero en advertirnos” sobre este requisito del comercio internacional “el país no tiene mecanismos nacionales de medición que certifiquen la calidad de los bienes industriales fabricados o importados”, explica.

Agrega que la producción de los fabricantes nacionales, tarde o temprano tendrá que cumplir con estas nuevas reglas del juego, porque el mercado está compelido a exportar.

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José Manuel Medrano/al
Luis Eduardo Rosario informa que la madera que utiliza Paló es importada, y que se asegura que cumpla con las exigencias de calidad. Pero reconoce que en el país “no hay realmente un control estricto” con la producción de la madera, ni con su importación. Al referirse al pasado, afirma: “He comprado madera importada con plagas. Se supone que si la traen en contenedor no debe tener plaga, pero pasan por detrás un dinerito al inspector de Agricultura, y pasa el contenedor”. También, revela que muy pocos aserraderos del país poseen hornos. Con su empresa, lucha para insertarse en el mercado internacional. También Heco Muebles: “Estamos tratando de adaptarnos. Ahora, al tener muebles más ligeros, más ágiles. También vemos la necesidad de incurrir en el diseño”, dice Ligia Dicent.

Pero realmente la industria sólo tiene dos opciones: adaptarse o desaparecer.

En mayo, Denny Reynoso, presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Muebles, Colchones y Afines (Asonaimco), revelaba a la prensa que la demanda de muebles locales se ha reducido en más de 40% porque la gente está adquiriendo más los mobiliarios que llegan de China, Indonesia y Malasia.

Ya no se trata sólo de jugar en la cancha de la competencia extranjera, sino también de mantener el control de la suya.