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sábado, 5 de noviembre de 2022

 



Shaddai Eves
shaddai.eves@listindiario.com
Santo Domingo, RD

“Ese muchacho era muy tranquilo y, a veces, hasta simpático porque saludaba a uno”, dijo una vecina, cuyo nombre pidió ser omitido, de Francisco Javier García Quezada, “Anthony”, apresado por haberle quitado la vida al joven que había sido reportado como desaparecido desde el pasado seis de octubre, Jesús Cuevas.

La mayoría de los residentes con los que hablaron reporteros de listín Diario en la calle Tercera, sector San José, en el kilómetro siete de la carretera Sánchez, perteneciente al Distrito Nacional, coincidían en lo mismo, describiéndolo como una persona, además, solitaria, que no hablaba y que “hasta su captura no dio señales de nada fuera de lo normal”.

Sin embargo, Anthony, de 30 años, escondía en su casa, en un tercer piso, el cadáver descuartizado de Jesús, en una funda negra dentro de un tanque plástico azul, sellado con otra funda.

“Él le dijo a una vecina bien cercana: ‘Vecina, excúseme por este problema’, cuando lo agarraron en la esquina, porque se sentía avergonzado. Él le dijo a la doña que hizo algo de lo que se avergonzaba y llorando… y ahí fue que nos dimos cuenta de la gravedad del asunto y lo que estaba pasando, porque él ni siquiera actuaba como si tuviera algo oculto en su casa”, narró Félix Ceballos.

Es tanto así, que Ceballos, dijo que un grupo de adolescentes iba y se reunía en su casa a jugar “Mortal Kombat” con la computadora de su propiedad, y también Play Station 3. Lo hacían en la pequeña sala, en donde un espejo, un abanico negro de pedestal y el escritorio con los CDs de los juegos, una fotografía junto a su hijo de cuatro años y una especie de sillón ‘gamer’ daban la bienvenida.    

Sin saber que el cuerpo sin vida del joven Jesús yacía en el cuarto del fondo de la casa, los jóvenes se entretenían y pasaban ratos de diversión junto a él, narró uno de los menores a Listín Diario.

Otro de sus vecinos, conocido como Francisco, señaló un muro de cemento cerca de la acera de la calle Tercera y que queda frente al callejón para entrar a su casa, en la que se sentaba frecuentemente, diciendo “antes de ayer estaba ahí sentado, lo vi yo, tranquilo y sin preocupación alguna”.

Sintieron el hedor

Anthony convivía normal con el cadáver de Jesús en su casa, pero durante los últimos días previos a su detención un fuerte hedor, proveniente de su domicilio intranquilizó a sus vecinos más cercanos. 

Uno de los muchachos que iba a su casa a jugar, relató a LISTÍN DIARIO que le cuestionaban por el hedor que salía de una de las habitaciones cerrada con llave. Anthony les respondía a todos “que habían unos ratones muertos sumado a la humedad que se concentraba en la estrecha casa”.

“Cuando uno iba subiendo la escalera o iba caminando por el pasillito hasta su casa daba el mal olor”, testificó Gisselle, madre del menor.

Consternación, sorpresa, asombro e indignación fue lo que se llevaron los que lo conocían, inclusive, desde hace seis años, al ver cómo la Policía arrastraba a las 8:00 de la noche, el tanque que contenía el cuerpo de Jesús.

“Yo tenía cuatro años conviviendo con ese señor aquí y nunca me imaginé eso. Ya cuando vino la Policía, que yo veo que entraron, bajaron el tanque y no lo podían abrir, ni podía creerlo”, relató otra de las personas que compartían espacio con Anthony.

Confesó crimen

Según las declaraciones policiales, el acusado admitió que él cometió el hecho, indicando que descuartizó y ocultó el cuerpo en una funda negra, en un tanque de plástico color azul.

En el escenario del crimen, los agentes ocuparon evidencias de lo ocurrido, entre ellas, martillos, cuchillas y seguetas.

El director de comunicaciones del cuerpo de orden, coronel Diego Pesqueira, informó que  continuarán las investigaciones y que el caso pasó al Ministerio Público. Carlos Ariel Cuevas, hermano de la víctima, dijo que se le vio por última vez el 6 de octubre, a las 6:30 de la tarde a las afueras del Multicentro La Sirena, en la avenida Winston Churchill.

Suceso

Captura.

Residentes en la calle Tercera narran que a su captura dijo llorando a una vecina cercana que hizo algo de lo que se avergonzaba.

 Desaparición.

Omar, hermano de Jesús, aseguró que el joven regresó ese mismo día a su hogar en el residencial José Contreras, pues encontró la llamativa camisa de color verde en el cesto de la ropa sucia que usaba cuando se produjo su desaparición.