Las cifras oficiales revelan la magnitud del horror: 2,977 personas perdieron la vida en este atentado terrorista, de las cuales 2,753 víctimas eran residentes de la ciudad de Nueva York. Entre los fallecidos se encontraban civiles inocentes, valientes policías y bomberos que sacrificaron sus vidas en su heroica labor de rescate.
Sin embargo, incluso después de más de dos décadas, el dolor persiste y la cicatriz de este trágico evento sigue latente en la memoria colectiva de Estados Unidos.
Sorprendentemente, hasta la fecha, solo el 60 por ciento de las víctimas mortales ha sido identificado, según informa la oficina del médico forense..
El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos cambió para siempre. Este aniversario nos recuerda la importancia de recordar y honrar a las víctimas y héroes de aquel día, así como reafirmar el compromiso de prevenir futuros actos de terrorismo y promover la unidad y la resiliencia en la nación.