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martes, 27 de julio de 2021


Santo Domingo, RD

 El Departamento de Estado de los Estados Unidos reco­ge en su informe de inver­sión extranjera sobre Repú­blica Dominicana las quejas de inversionistas que seña­lan al país como un desti­no que tiene acusaciones de corrupción generalizada con solicitudes de sobornos.

Los inversionistas mani­fiestan retrasos en los pagos del Gobierno, aplicación de­ficiente de los derechos de propiedad intelectual, obs­táculos burocráticos, proce­sos judiciales y administrati­vos lentos, a veces sesgados, procedimientos atípicos en la valoración en aduanas y en la clasificación de las im­portaciones.

Aquí el resumen ejecutivo del informe
La Inversión Extranjera Di­recta (IED) juega un papel importante para la econo­mía dominicana, y la Re­pública Dominicana es uno de los principales re­ceptores de IED en el Cari­be y Centroamérica.

El gobierno busca ac­tivamente la IED con ge­nerosas exenciones fisca­les y otros incentivos para atraer empresas al país. Históricamente, los sec­tores de turismo, inmobi­liario, telecomunicaciones, zonas francas, minería y fi­nanciamiento son los prin­cipales receptores de IED.

En enero de 2020, el Go­bierno anunció un plan es­pecial de incentivos para promover inversiones de al­ta calidad en turismo e in­fraestructura en la región suroeste y, en febrero de 2020, aprobó una Ley de

 Asociación Público Privada para catalizar el crecimien­to económico impulsado por el sector privado.

Además de los incenti­vos financieros, la membre­sía del país en el Tratado de Libre Comercio de Centro­américa-República Domi­nicana (CAFTA-DR) es una de las mayores ventajas pa­ra los inversionistas extran­jeros. Los observadores atri­buyen al acuerdo el aumento de la competencia, el fortale­cimiento del estado de dere­cho y la ampliación del acce­so a productos de calidad en República Dominicana.

Estados Unidos sigue siendo el mayor inversor en República Dominicana. El CAFTA-DR incluye protec­ciones para los inversionis­tas extranjeros de los esta­dos miembros, incluidos los mecanismos para la resolu­ción de disputas.

A pesar de los impactos macroeconómicos negati­vos de la pandemia, los in­dicadores internacionales de competitividad y trans­parencia de la República Dominicana se mantuvie­ron estables.

Los inversionistas extran­jeros informan de numero­sos problemas sistémicos en la República Dominicana y citan la falta de reglas claras y estandarizadas para com­petir y la falta de aplicación de las reglas existentes.

Las quejas incluyen acu­saciones de corrupción ge­neralizada; solicitudes de so­bornos; retrasos en los pagos del Gobierno; aplicación de­ficiente de los derechos de propiedad intelectual; obstá­culos burocráticos; procesos judiciales y administrativos lentos y a veces sesgados lo­calmente, y procedimientos atípicos en la valoración en aduana y la clasificación de las importaciones.

Las débiles leyes de tenen­cia de la tierra y las expro­piaciones gubernamentales sin la debida compensación continúan siendo un proble­ma. El público percibe que la toma de decisiones admi­nistrativas y judiciales es in­consistente, opaca y requie­re demasiado tiempo. La corrupción y la implemen­tación deficiente de las leyes existentes se discuten am­pliamente como reclamos clave de los inversores.

Las empresas estadouni­denses que operan en la Re­pública Dominicana a menu­do necesitan tomar amplias medidas para garantizar el cumplimiento de la Ley de Prácticas Corruptas en el Ex­tranjero. Muchas empresas e inversionistas estadouni­denses han expresado su pre­ocupación de que la corrup­ción en el Gobierno, incluido el Poder Judicial, continúe li­mitando las inversiones exi­tosas en la República Domi­nicana.

En agosto de 2020, el pre­sidente Luis Abinader se con­virtió en el 54 Presidente de la República Dominicana, pre­sidiendo el primer cambio de poder en 16 años. Al asumir el cargo con promesas auda­ces de frenar la corrupción, el Gobierno arrestó rápida­mente a una gran cantidad de funcionarios de alto nivel de la administración anterior implicados en la corrupción, personas que bajo gobiernos anteriores se habrían conside­rado intocables.

Queda por ver si Abina­der cumplirá compromisos más complejos, como refor­mas institucionales para pro­mover la transparencia o una reforma del sector eléctrico que se retrasó durante mu­cho tiempo.

República Dominicana, un país de ingreso medio alto, se contrajo un 6.7% en 2020 y concluyó el año con un défi­cit de 7.7%, gracias a la pan­demia. El FMI y el Banco Mundial proyectan un cre­cimiento para 2021 de 4.0 al 4.8%.