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martes, 3 de enero de 2023

 Manuel Figueroa

manuel.figueroa@listindiario.com
Santo Domingo, RD

La llegada del 2023 plantea el período oficial de la precampaña electoral, pero también impone al presidente Luis Abinader una camisa de fuerza que lo obliga a definir ante el país su decisión sobre la reelección presidencial, que había aplazado desde septiembre de 2021.

Ningún sector duda que Abinader optaría por el segundo mandato que le permite la Constitución. Citan su intensa agenda de apertura y promesas de obras, anuncio de multiplicación del presupuesto inversión en los primeros meses de este año y el impulso a programas sociales y actos donde se levantan consignas reeleccionistas.

Se aventuran, inclusive, a advertir que el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM) carece de otra carta de triunfo, y que Abinader no tendría ningún contrincante interno de peso, a no ser las incisivas precandidaturas de Guido Gómez Mazara y Ramón Alburquerque.

Tampoco es un secreto para nadie que la alta dirección del PRM se ha declarado a favor de la reelección y allanado el camino para las elecciones del próximo año, incluyendo al expresidente Hipólito Mejía; el presidente del partido, José Ignacio Paliza, y la secretaria general Carolina Mejía.

Reelección en pie

Mucho antes de que se modificaran los estatutos del partido en enero del año pasado, para permitir la reelección presidencial, el mandatario se había visto precisado a tratar el tema. Así ocurrió, por ejemplo, días después de su juramentación, cuando el 25 de noviembre de 2020 expresó que no había pensado en reelección y que primero tenía que enfrentar los agobiantes problemas del país.

El 14 de abril de 2021 el presidente Abinader se incomodó cuando comenzó a expandirse la idea reeleccionista entre los perremeístas, calificándola de insensatez e irresponsabilidad a ocho meses de gobierno. Entonces pidió oficialmente al PRM no hablar del tema durante dos años. Su pretensión resultó cuesta arriba.

Además, el 10 de mayo del año pasado Abinader insistió en que todavía no había decidido si aspiraría o no a la reelección.  Sin embargo, el 20 de junio se reactivó la poderosa maquinaria reeleccionista durante un acto masivo en el Palacio de los Deportes, donde se juramentaron las nuevas autoridades del partido.

La reelección continuó por sus fueros en el acto masivo en la Arena del Cibao, en Santiago, el 22 de octubre. La realidad es que la reelección de Abinader siguió en pie y ha estado presente en todas las actividades que ha encabezado el mandatario, donde sus seguidores han impuesto la consigna: “Cuatro años más, no mires pa’ tras”.

El litoral opositor, mientras tanto, espera de frente una virtual repostulación del jefe de Estado.  Tres indiscutibles adversarios presidenciales presentaron sus credenciales y concluyeron el 2022 en concurridas actividades y mordaces andanadas contra el gobierno.

Leonel Fernández, del nuevo partido Fuerza del Pueblo (FP); Abel Martínez, del exgobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y Miguel Vargas, del longevo Partido Revolucionario Dominicano (PRD), adelantaron las manecillas del reloj proselitista presagiando lo que viene en este año preelectoral desde que suene la campana.

Inicia precampaña

La Ley 33-18 de Partido Políticos establece que el período de la precampaña interna donde se realizan actividades y proselitismo interno, para seleccionar los precandidatos a puestos de elección popular, inicia el primer domingo de julio y concluye con la escogencia de los candidatos.

No obstante, tan pronto como el próximo mes debe comenzar la campaña publicitaria de las elecciones primarias simultáneas. Por igual, la ejecución de los trabajos de la Junta Central Electoral (JCE) sobre ese aspecto y los partidos tienen que decidir el camino que los guiará hacia octubre.

Si partimos de la premisa de que el PRM eligió de manera exitosa la candidatura de Abinader en octubre de 2019 mediante la modalidad de primarias internas con padrón cerrado, no se justificaría que en esta ocasión cambie las reglas de juego provocando otro ruido, tal y como ocurrió en la reciente elección de su dirigencia.

Según la ley, además de las primarias, los partidos políticos pueden seleccionar sus candidatos a través de convenciones de delegados, de militantes, de dirigentes y encuestas. Todas bajo la supervisión y fiscalización de la JCE.  En 2019 solo el PRM y el PLD realizaron primarias internas, con una sabor amargo de división, para los peledeístas.

La confrontación

Es una verdad monda y lironda que la mayor posibilidad de conflictos en este período preelectoral apuntaría hacia el PRM. Según las perspectivas, en la FP resulta improbable que dirigente alguno se suicide enfrentando la candidatura de Fernández, líder absoluto de ese partido y quien ocupó tres veces la presidencia de la República mientras conducía el PLD (1996-2000, 2004-2008 y 200-2012).

El exmandatario abandonó el partido morado en octubre de 2019, luego de denunciar un fraude en su contra en las primarias internas para elegir el candidato del 2020. Fue derrotado por Gonzalo Castillo, un político desconocido que cabalgó erráticamente sobre los hombros del expresidente Danilo Medina (2012-2016 y 2016-2020), provocando el fin de la dinastía peledeista.

Fernández fundó la Fuerza del Pueblo y participó en las elecciones presidenciales, legislativas y municipales apoyado por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y un puñado de organizaciones minoritarias. También concertó alianzas parciales con el PRM y obtuvo un distante tercer lugar.

En cambio, el PLD apuesta ahora al alcalde de Santiago Abel Martínez, quien triunfó en la consulta ciudadana no oficial celebrada por la organización el 16 de octubre pasado, tras imponerse a la favorita exvicepresidenta Margarita Cedeño y al veterano aspirante Francisco Domínguez Brito.

Martínez tendrá que ser oficializado por su partido en el proceso de octubre próximo. No se advierte eventualidad alguna, pese a la frialdad de Cedeño y a que la JCE catalogó su elección como acuerdo interno, que no contraviene o restringe el derecho que tienen sus afiliados a ser aspirantes presidenciales en octubre.

En el caso del PRD y Miguel Vargas su candidatura tiene un impacto diferente. El presidente del partido blanco fracasó como candidato presidencial en las elecciones de 2008, y en la conflictiva convención interna del partido blanco de marzo de 2011 cuando sucumbió ante el expresidente Hipólito Mejía.

Desde entonces Vargas fue incapaz de mantener la unidad de los perredeístas, que se dividieron finalmente en 2014 tras la debacle en los comicios de 2012. La dirigencia disidente formó el PRM, y entonces Vargas cayó en brazos del PLD en 2016 y 2020 siendo designado como canciller. En esta ocasión ha insistido, que el PRD vuelve para el poder en el 2024 solo o con alianza.

Visto este complejo escenario, con una recomposición de las principales fuerzas políticas y la indefinición de una veintena de paridos minoritarios,  surge de nuevo la expectativa de que el jefe de Estado aproveche el acto de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional el 27 de febrero, para despejar la siempre enigmática reelección presidencial. Se apoyaría en el vasto programa de promesas y realizaciones, cuando ya comenzó a correr el penúltimo año de gobierno.

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