La Universidad Autónoma de Santo Domingo, Recinto Nagua, ofreció
este jueves pasado una importante conferencia sobre el terremoto del día 4 de
agosto del 1946, al cumplirse el 70 aniversario de aquel fatídico hecho que
destruyo la común de Matanzas.
Según los expositores este hecho mato a más de mil quinientas
personas de unas dos mil que había para la época, además destruyo las construcciones
existentes, la agricultura, ganadería, animales porcinos y todo tipo de aves
que habitaban en la zona.

Los maestros expositores fueron el Ing. Eugenio Polanco Rivera,
director del Centro Nacional de Sismología.
El Maestro Roger Acosta Segura, ex –Director del Centro
Nacional de Sismología.
Maestro Félix Martínez, encargado de Análisis del Centro de Sismología
y el Maestro Ignacio Aybar, docente de Ciencias Sociales de la UASD en Nagua y
Santo Domingo.
Según dijeron que alrededor
de la una de la tarde, del domingo 4 de agosto de 1946, ocurrió en la ciudad de
Santo Domingo –llamada entonces Ciudad Trujillo– una violenta sacudida sísmica
de una intensidad y duración tal que ocasionó numerosos daños en edificaciones
públicas y en viviendas de particulares.
Sin embargo, los periódicos de la época no se hicieron eco de
noticias relativas a muertes y heridos como consecuencia de ese sismo. Pero,
dado el control del régimen de Trujillo sobre los medios de comunicación, ello
no significa que no hayan ocurrido.
A esa conmoción telúrica le siguieron otras de mayores y
menores intensidades que se prologaron hasta la noche, lo que determinó que ese
día muchos capitaleños abandonaron sus hogares para pernoctar en plazas y en
lugares abiertos.
El terremoto del 4 de agosto de 1946 fue de una magnitud de
8.1 grados en la escala de Ritchter, el mismo estuvo localizado en la latitud
18 grados, 7 minutos Norte y en la longitud 69 grados y 17 minutos Oeste.
Ese sismo se sintió en gran parte del territorio nacional,
ocasionando los mayores daños en la ciudad de Santo Domingo y en las villas
costeras de Matanzas y de Nagua (Julia Molina).
Cuando ese terremoto ocurrió, la República Dominicana no
disponía de recursos humanos ni tecnológicos con que localizar y medir la
intensidad de los sismos.
Todos los detalles técnicos referentes al terremoto de 1946
fueron trasmitidos por vía telegráfica a las autoridades dominicanas desde las
estaciones sismológicas localizadas en los Estados Unidos, Puerto Rico y Cuba.
El sismo fue descrito por los observadores norteamericanos y
de otros países “como uno de los más violentos movimientos sísmicos de que se
tenían noticias”.
Para entonces la ciudad de Santo Domingo (Ciudad Trujillo)
era una ciudad pequeña, la mayoría de las viviendas de la capital dominicana
eran de madera, techadas de cinc, y las edificaciones no eran altas.
De ocurrir hoy un terremoto de la magnitud del de agosto de
1946 los muertos se contarían por miles y los daños se contabilizarían por
miles de millones de dólares.
DAÑOS A LA ZONA
COLONIAL
El terremoto de 1946 causó graves daños en la zona colonial
de la ciudad de Santo Domingo.
Numerosas edificaciones (léase casas de dos plantas) y
viviendas de particulares situadas en esa zona resultaron destruidas o muy
dañadas por el sismo.
La puerta principal de la iglesia de Nuestra Señora de las
Mercedes sufrió una rotura que recorrió casi toda su altura, así como una gran
grieta en el testero.
La edificación del antiguo Real Convento de los Dominicos
sufrió daños de consideración, resultando destruido su campanario.
Las ruinas del Monasterio de San Francisco fueron conmovidas
y cubiertas por montones de piedras y por otros materiales desprendidos.
Las calles que circundaban el muelle de la capital resultaron
agrietadas y se cayeron las paredes de la edificación donde se alojaban los
celadores de aduanas.
Se reportaron grandes daños ocasionados por el sismo en Moca,
Santiago de los Caballeros, San francisco de Macorís y en los pequeños poblados
localizados en las costas del Noroeste.
En Higüey, la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia tuvo
que ser trasladada de sitio por el peligroso estado en que quedó el templo en
donde se guardaba la venerable imagen de la patrona de los dominicanos.
Los pobladores de Matanzas y de Nagua (Julia Molina) fueron
los que más sufrieron por los estragos causados por el terremoto del 4 de
agosto de 1946.
Las aguas del mar penetraron violentamente en la villa de
Matanzas, causando graves daños.
En Nagua no quedó una sola vivienda que no resultara dañada
por el sismo.
Ese terremoto fue el cuadragésimo tercero sentido en la isla
desde la llegada de los conquistadores españoles hasta esa fecha.
La actividad se llevó a cabo en el Auditorio de la UASD, donde asistieron varios profesionales de diferentes áreas, organismos de socorros, estudiantes, profesores de universitarios y público en general