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miércoles, 2 de octubre de 2019

La metrópoli más grande de Turquía se encuentra en la llamada falla de Anatolia del Norte, que separa las placas tectónicas de Eurasia y Anatolia. Durante varios años los geólogos han advertido que esta ‘frontera’ geológica podría causar un devastador terremoto tarde o temprano.


Estambul registró en el mes de septiembre dos terremotos. El primero de magnitud 4.7 y el último ocurrió dos días después con una incidencia de 5.7 grados.

Dicho movimiento de tierra fue el más fuerte de la región en las últimas dos décadas. Debido al epicentro del sismo se localizó a 20 kilómetros del Turquía, en el mar de Mármara. La tensión tectónica provocada por sismo despertó una de las estructuras geológicas más peligrosas del mundo.

Investigadores del Centro de Investigación de Geociencias de Alemania (GFZ), junto con colegas de Francia y Turquía, han estado realizando mediciones del fondo marino. Su estudio, publicado en julio en la revista Nature, comprueba el riesgo de un terremoto inminente cerca de Estambul.

Según destacan los expertos, la tensión tectónica de esta falla es aún mayor que en 1999. Las placas tectónicas de Eurasia y Anatolia en lugar de divergir entre sí, chocan. Los investigadores advierten que el resultado de tal colisión podría ser un terremoto de magnitud entre 7,1 y 7,4.