La tragedia ocurrida en el sector La Toronja, de Santo Domingo Este, no solo terminó con la vida de tres personas el pasado miércoles, sino que también dejó a varias familias destrozadas, la pérdida de dos individuos que eran muy queridos en el barrio, un infante herido y el final de una rencilla que tenía alrededor de 20 años.
Entre estos figura Miguel Ángel Montero, un joven a punto de graduarse en la UASD.
El conflicto entre el dueño del taller Erickson Fernando Ramírez y la familia de Juan David Cuevas Acosta venía recorriendo un largo trecho.
Los reclamos por el taller habían llegado hasta la Fiscalía y alcanzó su punto máximo cuando hace seis meses uno de los vehículos que se encontraban allí atropelló a una niña que vivía en el frente, causándole la muerte. Después de ese suceso, la tensión creció entre los moradores de esa calle.
Rosario, quien vio crecer a Miguel Ángel, cuenta que él no se metía con nadie y que a pesar de tener discapacidades en un brazo y una pierna, siempre salía a lavar carros al taller de mecánica cercano para costearse los gastos de la universidad. Montero, de 27 años, era el mayor de tres hermanos y cursaba su último semestre de contabilidad en la UASD, aunque empezó estudiando administración de empresas, de donde fue persuadido por su madre para que cambiara de carrera.