SANTO DOMINGO.- El director de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (Onesvie), Leonardo Reyes Madera, recordó los daños y las consecuencias que dejó en las zonas de impacto el terremoto del 4 de agosto del 1946, llamó a redoblar los esfuerzos y a elevar el nivel de conciencia preventiva para minimizar los efectos que podría ocasionar un evento similar en suelo dominicano.
El evento telúrico ocurrió el 04 de agosto, en Matanza (hoy Matancita), provincia María Trinidad Sánchez, de magnitud 8.1, produciendo un tsunami de 16 pies de altura, ocasionando la muerte de decenas de residentes y pérdidas millonarias, según informaciones de la época.
Este evento es llamado también como “el Terremoto de Santo Domingo” debido a que ocurrió en la fecha del 450 aniversario de la fundación de la Ciudad.
Los efectos de su magnitud afectaron, las provincias: Duarte, hermanas Mirabal, Espaillat, La Vega, Santiago de los Caballeros, San Pedro de Macorís, Monte Plata y Santo Domingo; produjo 1,200 réplicas en un año.
A propósito de la conmemoración del 78 aniversario, Reyes Madera, llamó a la sociedad a reflexionar sobre la problemática latente, y subrayó, que aún la República Dominicana está a tiempo para evaluar, edificaciones, infraestructuras y líneas vitales y de esta manera hacerlas resistentes, para que sigan funcionando después del próximo terremoto.
Expresa que en el país cada día se respeta menos la aplicación de los requisitos de las normas antisísmicas, bajo el pretexto que no va a pasar ningún terremoto de importancia.
Aboga para que se refuercen, centros educativos, hospitales, edificaciones de uso público, puentes, muelles, puertos, estaciones eléctricas, cuerpos de Bomberos, entre otras infraestructuras vitales que son utilizadas con frecuencia por los ciudadanos.
Entiende que el refuerzo de las edificaciones evitaría que la República Dominicana retroceda en su proceso de desarrollo, ya que, los recursos para la recuperación serían incalculables.
Recomendó a la población a elevar el nivel de conciencia y aprender a ser preventivos y de esta manera poder afrontar los efectos adversos derivados de un terremoto de considerable magnitud.