“Lo vi todo”, dice la adolescente de 15 años sobre el día en que su padre se suicidó luego de haber matado a su madre de varios disparos.
Sus piernas inmóviles se lo recuerdan. Aquel 21 de mayo, su progenitor le propinó dos disparos, dejándola postrada en una silla de ruedas.
Recuerda que su padre era violento y aún más cuando ingería alcohol y celaba a su madre, de quien estaba separado al momento del hecho.
“Se puso celoso porque mi mamá se había casado con otro hombre y cometió esa locura”, cuenta la adolescente.
Su abuela María (nombre ficticio), quien quedó a su cargo, dice que no ha sido fácil, y aún más, porque vio como le arrebataban la vida a su hija.
La dama de 75 años, quien además cuida otras dos nietas cuyo padre fue asesinado durante un atraco, dice que solo el favor de Dios impidió que muriera aquel día, y que desde entonces lucha por ser el sustento y apoyo de sus nietos.
Han sobrevivido por la gracia de Dios. “Allá tengo mi esposo pero hace tres años le dio una trombosis y una hermana de 85 años, invalida. Es una lucha, pero Dios me ha dado la fuerza”, expresa.
85 huérfanos
Historias similares a la de esa adolescente viven cerca de 240 niños y niñas que quedaron sin madre, producto de feminicidios, y que son amparados en el programa Progresando con Solidaridad (Prosoli) de la Vicepresidencia de la República.
LA VICE PROMETIÓ:
En algunos de los casos los niños no tienen actas de nacimiento y mediante el programa son dotados del documento, así como seguimiento a nivel educativo, en caso de que tengan dificultades para estar escolarizados.
“En la Vicepresidencia le solicitamos tarjetas de solidaridad, seguro de salud; se le pide a la familia que sea tutor legal, abogados le acompañan y a la tutora le sale el seguro de salud”, asegura Rita Aponte.
Dice que de los 85 niños y adolescentes que quedaron huérfanos el pasado año, la mayoría son varones entre los 12 y 14 años de edad.
Trabajo Unitario
En tono de lamento, Rita Aponte, técnica del Departamento de Igualdad del Minsiterio de la Mujer, afirma que las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas durante el 2017, rondaban entre los 23 y 36 años de edad.
El trabajo con los niños, niñas y adolescentes huérfanos por feminicidios se realiza en conjunto con la Policia Nacional, la Procuraduría General de la República, Salud Publica y el Conani