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sábado, 30 de octubre de 2010

Decenas de personas, incluidos autoridades provinciales y municipales, acompañaron el féretro hasta el cementerio de RSJPor Javier Ferreira

Familiares y allegados con grandes muestras de tristeza sostienen el ataud con los restos de Ilvia Suero a su salida de la Iglesia San Juan Bautista.
El grupo de damas de la Iglesia escoltó el cortejo fúnebre.
El senador Aristides Victoria Yeb y el viceministro de Turismo, Jacobo González, estuvieron entre las autoridades asistentes al sepelio de Ilvia Suero, esposa del gobernador de la Laguna Gri-Grí.
Domingo De León, cabizbajo y triste, en primer plano con camisa blanca, estuvo a punto de sucumbir al ver cómo el ataúd con los restos de su esposa era introducido al nicho familiar en el cementerio municipal de Río San Juan.
Momentos en el que el ataúd con los restos Ilvia Suero es depositado en su última morada en el cementerio municipal. Fotos: J. Ferreira
Río San Juan.- Grandes expresiones de dolor se vivieron la mañana de este viernes en el pueblo de Río San Juan durante la misa y luego entierro de la señora Ilvia Suero de De León, quien falleciera el pasado jueves en su residencia de este municipio.
Diversas personalidades del pueblo, incluyendo autoridades municipales y provinciales, se dieron cita a la misa de cuerpo presente oficiada en la iglesia San Juan Bautista, para despedir a la reconocida religiosa y activista, esposa Domingo De León, gobernador de la Laguna Gri-Grí.
Entre las autoridades que acudieron a darle el último adiós a Ilvia, y darle el pésame a su ahora viudo, se encontraban el senador Arístides Victoria Yeb, el vice ministro de Turismo, Jacobo González; el alcalde municipal Alberto Alonzo, la vice alcaldesa Fidelina José de Báez y todos los regidores, jueces, religiosos, empresarios y dirigentes políticos, entre otros.
Al funeral realmente asistió una gran multitud, a la que el local de la iglesia no pudo dar cupo, teniendo decenas de personas que quedarse alrededor del recinto en muestra de respeto a la dama fallecida.
Terminado el acto religioso que concluyó con cánticos y oraciones, el cortejo fúnebre inició su camino hacia el cementerio municipal. Decenas de personas se unieron a pie y en auto a la peregrinación que inició en la calle Capotillo hasta el barrio del Hospital, donde se encuentra en Campo Santo, para darle su último adiós.
Rodeado de corona de flores y personas, el carro fúnebre con el féretro de Ilvia inició su lento andar alrededor de las 10 de la mañana escoltado por el grupo de damas de la Iglesia portando la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y entonando cánticos de despedida.
El sol del Atlántico ardía en la frente de los peregrinos, fundiéndose el sudor con las lágrimas de quienes sin consuelo lloraban desconsolados la sentida pérdida del ser querido.
A las 11 de la mañana, ya en el Campo Santo, la tristeza embargó a los presentes, mientras acongojados deudos depositaban el blanco y frío ataúd en la bóveda familiar que servirá como última morada a quien fuera para muchos un ejemplo de trabajo, tesón, coraje, buena madre, esposa y buen familiar. En conclusión, un excelente ser humano a quien el Divino sólo le concedió un período de vida terrenal de apenas 44 años.