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lunes, 1 de marzo de 2010

Cercados por el hambre, cientos de miles de chilenos víctimas de un devastador sismo que dejó más de 700 muertos, esperaban este lunes la llegada de auxilio, mientras se multiplicaban los saqueos y el gobierno pedía ayuda internacional.
"El gobierno (chileno) ha pedido la asistencia internacional'', indicó en Ginebra a la AFP Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, quien agregó que las autoridades chilenas han "entregado una lista con las prioridades''.
Tras ese anuncio varios países ofrecieron su ayuda incluso EEUU, cuya secretaria de Estado, Hillary Clinton, viaja este martes a Chile y aprovechará para llevar equipos de comunicación que el gobierno de Santiago solicitó.
Decenas de pobladores de Concepción, una de las ciudades más afectadas por el terremoto de 8,8 grados del sábado en Chile, saquearon y quemaron un supermercado la tarde de este lunes en busca de alimentos, que escasean en este lugar, constató un periodista de la AFP.
La ciudad de medio millón de habitantes, a 500 km al sur de Santiago, pasó la noche bajo toque de queda y seguía este lunes bajo la vigilancia de centenares de militares, desplegados tras el estado de excepción decretado por la presidenta Michelle Bachelet, debido a una ola de pillajes y saqueos.
"La población colaboró, entendió el sentido del toque de queda. Hay que entender la situación de angustia de mucha gente. Porque además hemos tenido réplicas permanentes, y eso se agrega a la oscuridad, a la incertidumbre'', señaló este lunes el subsecretario de Gobierno, Patricio Rosende.
"Agua, sólo pido agua'', decía desesperada una mujer de unos 20 años mientras agitaba una botella plástica vacía.
Rosende señaló que todos los alimentos que se encuentran en los grandes almacenes de la ciudad fueron comprados por el gobierno para su distribución gratuita y que este lunes llegarán a Concepción una barcaza y dos aviones de la Fuerza Aérea Chilena (FACH) con más provisiones.
Pero la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe ha sido muy crítica por la demora en la ayuda enviada por el gobierno nacional.
"24 horas para una persona que está bajo los escombros es muy importante'', dijo. ‘‘No creo que sea mala voluntad. Yo creo que la gente de Santiago no dimensiona ni remotamente el problema que tenemos acá'', agregó.
Es tal la magnitud de la tragedia que el presidente electo Sebastián Piñera, que recorrió la zona más afectada, reconoció en la madrugada del lunes que "la situación es peor de lo que se esperaba''.
Relató que las carencias en la ayuda eran tales que vio enfermos "bajo la bóveda celeste'' y que había entrado en un edificio derrumbado donde escuchaba gritos de personas sobrevivientes, y al que todavía no habían accedido los cuerpos de rescate.
En Concepción, las tareas de rescate se concentraban en un edificio que cayó de lado, y donde vivían unas 100 personas, de las cuales unas 50 permanecen dentro. Este lunes los bomberos llegaron hasta un lugar donde tres personas de una misma familia estaban atrapadas detrás de un muro.
Según explicó a la AFP el comandante de Bomberos, Juan Carlos Subercaseaux, el rescate es muy peligroso puesto que si perforan el muro, detrás del cual se encuentran estas personas, la estructura puede ceder.
"Vamos a hacer un trabajo de relojería (...) Que Dios nos ayude'', dijo Subercaseaux.
Los mayores temores del gobierno se centran en las zonas costeras, donde un tsunami arrasó con varias poblaciones. Por culpa de las rutas cortadas y los puentes caídos la ayuda no llegaba a poblaciones como Penco, Dichato, Constitución y Talcahuano, donde se habla de cientos de muertos por la marejada.
En Penco, un poblado de unos 50.000 habitantes, las algas colgaban aún de casas y postes, tras la ola gigante que se abatió sobre gran parte de su borde costero, mientras que en Talcahuano y Dichato varias embarcaciones fueron arrastradas hasta el frente de algunas casas.
La directora de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi), Carmen Fernández, señaló que "se siguen buscando personas desaparecidas, en un número que todavía no podemos precisar''.