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martes, 28 de diciembre de 2010

El apasionado socialista Hugo Chávez, de Venezuela, acostumbraba a burlarse de Juan Manuel Santos como el "pitiyanki'' número uno. Ahora, como nuevo presidente de Colombia, Santos le llama a Chávez "mi nuevo mejor amigo''.
Ha sido un cambio abrupto para Colombia, el aliado más incondicional de Washington en el hemisferio y el recipiente de una ayuda estadounidense de $9,000 millones durante las tres pasadas administraciones norteamericanas. Pero no ha sido el único cambio. En sus cuatro meses en el poder, Santos ha adoptado una serie de posiciones sorprendentemente contrarias a las de su predecesor, Alvaro Uribe, quien tenía relaciones estrechas con Estados Unidos.
En dos entrevistas recientes con The Washington Post, Santos, de 59 años, dijo que se daba cuanta de que sus acciones habían asombrado a algunos, tanto en Colombia como en Washington, que ha sido un socio estable en la lucha del gobierno de Bogotá contra los narcotraficantes y una guerrilla marxista. Después de todo, la aplastante victoria de Santos en las elecciones de junio se vio como un mensaje de apoyo a las políticas de Uribe.
"Ellos pensaban que yo iba a ser un sustituto del presidente Uribe y simplemente seguir sus políticas. Eso fue absurdo desde el comienzo'', manifestóSantos. "Uribe es Uribe y Santos es Santos, y Santos tiene un punto de vista diferente''.
Pero algunos funcionarios y ex funcionarios estadounidenses dicen que ellos piensan que el cambio en el poder en Colombia ha resultado mejor para Estados Unidos, porque muchos líderes suramericanos veían a Uribe como demasiado militarista y llegaron a no confiar en él.
En particular, la decisión de Santos de arreglar el prolongado distanciamiento entre Colombia y Venezuela ha ganado el apoyo de la administración Obama, que lo ve como beneficioso para Estados Unidos. El enfoque deja efectivamente a Chávez con poco respaldo al argumento de que Washington planeaba usar a Colombia como una plataforma para invadir a su país, algo que Chávez usaba frecuentemente para avivar a sus seguidores.
Santos "hace algo que es absolutamente fantástico'', indicó Myles Frechette, un ex embajador estadounidense en Bogotá. ‘‘El lleva a Colombia al Siglo XXI de una forma diplomática. El trata de atraer a los brasileños y a todos los demás''.
Santos tiene buenas relaciones con ambos partidos en el Capitolio, y ningún legislador estadounidense ha criticado su enfoque. Pero los republicanos que trabajan en la política hacia América Latina han atacado a la administración Obama por ser demasiado suave con Chávez.
"Ellos piensan que él debería ser más combativo y enfrentar a Chávez'', explicó Frechette.
Respaldado por una tasa de aprobación por encima del 70 por ciento, la administración Santos presiona a favor de proyectos legislativos para compensar a las víctimas de varias décadas de conflictos en Colomiba, incluyendo a las de las fuerzas estatales de seguridad. Los funcionarios también trabajan para devolverle a los campesinos pobres hasta 10 millones de acres robados por políticos corruptos y caudillos locales. Un proyecto de ley que se encamina a la legislatura estatal usaría las ganancias de la minería para ayudar a financiar la educación pública.