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jueves, 4 de marzo de 2010

MIAMI -- Madeleine y Eduardo Arango calcularon que su vida de retirados sería muy cómoda.
Con la idea de vivir de los intereses, la pareja de Miami, ella de 67 años y el de 78, invirtió sus ahorros de $1.2 millones en la firma del siempre afable y devoto amigo del Colegio de Belén, Gastón Cantens.
Los Arango lo perdieron todo el año pasado cuando la firma Royal West Properties dejó de pagar a los inversionistas y se fue a la quiebra en medio de rumores de que los dueños no habían manejado correctamente la empresa.
El miércoles, la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) precisó esos rumores: acusó civilmente Cantens y a su esposa Teresita de defraudar a decenas de inversionistas, la mayoría cubanoamericanos retirados, a través de una operación tipo ‘‘pirámide'' (Ponzi) que asciende a unos $135 millones.
La entidad federal alega además que los Cantens utilizaron $20 millones de los inversionistas para pagarse sueldos exorbitantes y desviar $1 millón hacia sus hijos y nietos en forma de supuestos "honorarios por consultoría'', sin que estos hubieran realizado ningún tipo de trabajo.
Gastón I. Cantens, hijo de la pareja, quien fue congresista estatal (2000-2002) y es relacionista público del grupo azucarero Florida Crystals, de la familia Fanjul, llegó a un acuerdo con el administrador fiduciario de la intervenida empresa de sus padres para devolver $340,000, según un documento de la corte de quiebras de Miami.
El documento advierte que no hay indicios de que Gastón, hijo, y Bernardo, su hermano, "estuvieran sustancialmente involucrados en los negocios'' de sus padres.
De acuerdo con la demanda de la SEC, pese a que la firma de los Cantens operaba con pérdida desde el 2002, continuó ofreciendo planes de crédito e inversión en bienes raíces, especialmente a inversionistas de origen cubano y de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
"En un esquema clásico de pirámide, los Cantens utilizaron el dinero de los nuevos inversionistas para pagar capital e intereses de los anteriores y financiar las operaciones de Royal West'', afirmó la querella radicada en la Corte del Distrito Sur de la Florida.
En un comunicado emitido el miércoles, los Cantens rechazaron los señalamientos de la SEC y atribuyeron la situación de la empresa al colapso inmobiliario.
"Gastón y Teresita Cantens niegan categóricamente que hayan cometido cualquier tipo de fraude'', indicó el comunicado. "El uso de la palabra Ponzi es una vulgar malinterpretación que aparentemente parece usada por su único valor de atraer un buen titular'', agregaron.
Los Cantens rechazaron el cálculo de las pérdidas en $135 millones y aseguraron que en el proceso de quiebra los reclamos son de $48 millones y que las propiedades de la empresa fueron evaluadas en cerca de $40 millones.
La voz de alerta de la crisis de Royal West la dieron a El Nuevo Herald en junio pasado varios inversionistas que aseguraron que temían haber perdido los ahorros de toda su vida entregados a los Cantens, atraídos por los altos intereses y confiados de su relación personal con la pareja.
"Cantens es el pequeño Madoff de Miami'', indicó entonces Madeleine, refiriéndose al carismático financista multimillonario de Nueva York, condenado por un esquema de pirámide con el cual estafó miles de millones de dólares. "Invertíamos con él porque parecía un hombre bueno y honesto''