En su discurso, el papa abogó por "un cambio de rumbo, un decisivo cambio del modelo actual de consumo y producción, demasiado a menudo impregnado de la cultura de la indiferencia y el despilfarro, despilfarro del medio ambiente y despilfarro de las personas".
Y aseguró que, "como indican muchos en el mundo científico, cambiar este modelo es urgente e inaplazable".