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viernes, 22 de enero de 2010

Johnny Alberto SalazarNAGUA.-La noche del 20 de enero no faltaron lágrimas, pero al sacerdote Joel Dedre, lograron arrancarle al menos una sonrisa en medio de tanto pesar que provocó un terremoto el día 12 y que de paso le arranco la vida a dos de sus hermanos.
El religioso había viajado a Haití para saber de la suerte de su familia y cuenta que todo iba bien cuando se entero que sus padres estaban vivos, aunque su madre había resultado golpeada.La tristeza le dio de frente al saber que dos de sus hermanos están desaparecidos y al ver la realidad de los miles de cadáveres esparcidos por todas partes.Dijo que no hay palabras para describir lo que vio allí, sin embargo explico que han ocurrido muchos milagros y uno de estos es que una iglesia católica que lleva el nombre de la Virgen de la Altagracia, quedo intacta y estaba repleta de feligreses a la hora del terremoto.El padre Joel Depre, quiso cumplir con la misa que la parroquia en la que trabaja le había encomendado y por eso vino a Nagua.El Santuario estuvo repleto y al finalizar la eucaristía las muestra de apoyo estaban “al por mayor”.El religioso además de cumplir vino a continuar buscando ayuda para llevarla a Puerto Príncipe y repartirla en aquellos lugares en donde no ha llegado comida ni medicina.La feligresía le animaba a apegarse de Dios y a tener conformidad.Fue entonces cuando en medio de la tristeza, en algunos de las muestras de afecto se desprendían algunas sonrisas.El padre Joel Depre, tiene previsto viajar a su país este viernes con un cargamento de comida y medicina, donada por el pueblo a través de la Iglesia Católica y bajo la coordinación del sacerdote Arturo Pichardo.