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martes, 22 de septiembre de 2009


Eduardo Antonio Baldera

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La incertidumbre abruma una familia en la provincia de María Trinidad Sánchez, Nagua, cuyo hijo permanece secuestrado desde el viernes en la noche.

El joven Eduardo Antonio Baldera Gómez, de 20 años, estudiante universitario y administrador de una casa de cambio propiedad de su familia estaba junto a su novia cuando repentinamente aparecieron tres desconocidos fingiendo ser policías.

Seis personas permanecen detenidas por el caso que ha movilizado a los equipos Swat y Linces por todo el Cibao.

Esta noche El Informe con Alicia Ortega se trasladó a Nagua para narrarles el drama que se vive en la provincia María Trinidad Sánchez.

Las oraciones en busca de respuestas matizaban las largas horas de incertidumbre. Plegarias para no perder la esperanza de encontrar con vida al más joven de la familia Baldera Gómez.

Hasta el domingo en la tarde, unas 40 horas después del rapto, los responsables aun no habían establecido comunicación con la familia.

A pesar del dolor, Francisco Eduardo Baldera e Hilda Gómez, padre y madre del joven, aseguran haber puesto el caso en manos de Dios. De hecho, estaban en un retiro espiritual de pareja en Santo Domingo, cuando recibieron la noticia el viernes en la noche.

“Primero me llamaron a mi, por el problema de él del corazón, y me dijeron que lo mandaron a buscar preso del cuartel y yo dije pero porque, porque mi hijo no ha hecho nada”, expresó Hilda Gómez.

“Y yo preocupado llame al destacamento y me dijeron que no estaba preso. Envié al abogado, mi primo Pedro Baldera, quien fue al destacamento y le dijeron que no estaba preso”, dijo Francisco Eduardo Baldera.

A Eduardo Antonio, administrador de otra casa de cambio de la familia en Samaná, lo habían sacado de esta de la casa de su novia, tres hombres, vestidos con chalecos anti
balas y quienes se hicieron pasar por policías.

Su novia, menor de edad, también fue raptada inicialmente.

“Ellos entraron y nos encañonaron y mi mama estaba saliendo de la habitación. La encañonaron a ella y él le preguntó, uno dijo, no te asustes que el coronel Escolástico te mando a buscar para hacerte unas preguntas”, manifestó la novia, cuyo nombre se omite por razones de seguridad.

Forcejeaban para abrir la camioneta de Eduardo Antonio, estacionada frente a la vivienda. Rápidamente se percató de que no se dirigían al destacamento de Nagua.

Ya en la carretera entre Nagua y Pimentel, aparentemente los secuestradores deciden que la joven es un estorbo, por lo que fue dejada en la vía.

“Cuando ya yo sabía que ellos me iban a dejar, yo estaba intentando sacarle al novio mío el celular de los bolsillos, por si me dejaban, yo podía comunicarme con alguien. Cuando vieron eso, se encojonaron, él de adelante se desmonto, me encañono, el novio mío le dijo que no me dejaran ahí, le dieron en la columna, me dieron 50 pesos para que tomara un concho”, narró la novia.

Antes de desmontarla, el mensaje fue claro.

“Cuando me iban a dejar, yo le dije que no, pero me dijeron que me iban a dejar, porque por vía mi, ellos iban a lograr lo que ellos quieran, sólo escuche que si la casa estaba lista, empate que le dijera a su papa… que le dijera a su papa que ellos quieran 5 millones de pesos”, informó la menor.

La joven fue rescatada por un transeúnte en una jeepeta y llevada al destacamento de Pimentel.

Tres horas más tarde, o sea en horas de la madrugada del sábado, dos sospechosos, Carlos Paulino Lachapel, de 30 años, residente de Manoguayabo y Jeffrey Valentin Rosario Colón, de 18, también de la capital, serian llevados al mismo destacamento de Pimentel.

El vocero de la Policía Nacional de la Región del Nordeste, Coronel Juan Luís Sierra Difo, dijo que al día siguiente, la novia del secuestrado los vinculó al caso.

Fueron llevados a Nagua para buscar la joven y en una rueda de detenidos presentarle a estos ciudadanos, donde ella identifico a uno como de las personas que llegó y penetró a la casa donde ella se encontraba con su novio y a partir de ahí es que esto toma más color.

Es que otro sospechoso Alexido Díaz Cordero, de 45 años, y de Los Alcarrizos, llegó a Pimentel con un reclamo, pero en vez, resultó acusado.

“Es un sospechoso que se presenta entonces al cuartel al día siguiente a reclamar el carro como de su propiedad y que él se lo había prestado a unos amigos. De inmediato se detiene porque ya se tenía información que uno de esto dos participó en el rapto. Como el es el propietario, también es llevado a Nagua”, informó el vocero policial.

En el mismo municipio detuvieron a Leodimir Quezada Rojas (Leo), señalándolo como la persona que se encargó de ubicar a Baldera Gómez. En el mismo lugar arrestaron a Norqueli Alvarado Bonilla, de 25 años.

También encontraron la camioneta doble cabina del joven, abandonada en Cotuí donde, dice la policía, se les acabó el combustible.

48 horas después del secuestro, miembros del equipo Swat y Linces permanecían apostados en las afueras del Destacamento Regional del Nordeste en San Francisco de Macorís.

Las faenas del domingo en la noche parecían concluir por el momento para los más de 20 agentes especializados.Durante el día habían realizado dos allanamientos en San Francisco.

Durante ese allanamiento detuvieron a Virgilio Antonio Burgos Prado, confiscándole seis chamacos de camuflaje completos, dos chamacos de policía, tres pasa montañas de color negro, dos celulares, dos pares de botas, ocho gorras y un vehículo Toyota Corolla del 98.

Los pertrechos confiscados serian introducidos como evidencia ante un tribunal en Nagua, donde presentaron acusaciones contra los sospechosos. Sin embargo, el paradero de Eduardo Antonio Baldera Gomez es un misterio.

Al tiempo que se difundía la noticia de este allanamiento, en la residencia de la victima se aferraban por unos minutos a una llamada que informaba que habían encontrado al joven, Pero sería una falsa alarma.

“El siempre me cuenta todos sus secretos, y hasta ahora no me ha dicho que tenga problemas con nadie, porque ese muchacho no se mete con nadie, es un muchacho de trabajo y de estudio”, explicó Francisco Eduardo Baldera.

Aun así, admiten que en ocasiones el joven se había sentido amenazado. Viajaba con altas sumas de dinero entre Nagua y Samaná diariamente. Se iba a las seis de la mañana y regresaba a las siete de la noche.

Hace tres años la familia Baldera Gómez había sido victima de un asalto millonario. El caso nunca fue resuelto.

“Yo estaba operado del corazón, y cuando yo estaba en Nueva York, ya me habían dado de alta hacia tres meses, falta apenas cinco días para regresar, secuestran el muchacho entre San Francisco de Macorís y Pimentel, suma 7 millones 8 mil pesos en la noche. Hasta el sol de hoy nada”, reveló el padre de la victima.

Esta vez la vida de su hijo menor está en juego. El domingo en la noche, los secuestradores finalmente llamaron a la familia por primera vez, exigiendo 5 millones de pesos aunque luego especificaron que los 5 millones eran en dólares.

“Por mi mente lo que pasa es que la gente parece que quieren dinero, porque el no tiene enemigo ni yo tampoco, ni hemos hecho daño a nadie. Yo estoy esperanzado en Dios de que él esta sano y salvo, y no le van a hacer nada porque se que lo que ellos quieren es dinero. Y aunque lo que uno tiene siempre es problemas, uno nunca tiene dinero, porque la gente cree otra cosa de uno”, exclamó el padre Eduardo Antonio.

“Yo solamente le pido a Dios y le digo a la sociedad, que trabajemos, y que yo perdono a todo aquel que me le haya hecho daño a mi hijo y a mi, lo perdono y que Dios lo devuelva sano y salvo”, dijo la madre del joven secuestrado.

La Policía Nacional mantiene las investigaciones en este caso hasta dar con el paradero de Eduardo Antonio Baldera Gómez y con los implicados en el secuestro.