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lunes, 26 de octubre de 2009





Decidieron no aprobar el voto por correo para los uruguayos emigrantes.





MONTEVIDEO.- El gubernamental Frente Amplio venció este domingo en los comicios generales celebrados en Uruguay, pero su candidato presidencial, el ex guerrillero tupamaro José Mujica, se verá obligado a librar su última batalla con el conservador Luis Alberto Lacalle en una segunda vuelta a fines de noviembre.
José Mujica.
EFE/Clave Digital

Con el 46 por ciento de los votos escrutados, la coalición de izquierdas en el poder logró un respaldo del 43 por ciento de los votantes y, aunque tendrá mayoría en el Parlamento, ahora habrá de lidiar por la Presidencia con una eventual alianza de Lacalle, candidato del Partido Nacional o blanco, con el otro líder de centro-derecha, el aspirante del Partido Colorado, Pedro Bordaberry.

Tras lograr el 32 por ciento de los sufragios, el ex presidente Lacalle ve en Bordaberry un apoyo clave para aspirar a la victoria, pues el "colorado" cuenta con el 18 por ciento de los apoyos, el doble de los que pronosticaban las encuestas, y ya ha anunciado que votará al candidato del Partido Nacional en la segunda vuelta, el 29 de noviembre.

"Hablé con Pedro Bordaberry y estamos coordinando acciones inmediatas", dijo Lacalle en su comparecencia ante los medios al conocer los primeros sondeos.

Por su parte, "seguiremos luchando", fue el mensaje central de Mujica, quien recordó a sus votantes: "Nadie nunca nos ha regalado nada".

A sus 75 años, este veterano líder de la izquierda constituye un paradigma de la superación personal, capaz de disipar las sombras de su pasado como guerrillero en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) para embarcarse en una meteórica carrera política por la que hoy avista el horizonte de la Presidencia uruguaya, pese al revés de este domingo que le dejó con la miel en los labios.

Ex ministro de Agricultura y senador, Mujica dio sus primeros pasos en el bando "equivocado", el Partido Nacional, con cuyo candidato y hoy máximo rival, Lacalle, llegó a compartir filas en una convención de la juventud partidaria en 1958.

Sin embargo, "Pepe" Mujica, como es conocido familiarmente, pronto cambió esa militancia por la actividad guerrillera en el seno del MLN-T, que le costó seis heridas de bala y más de 13 años de encarcelamiento en condiciones infrahumanas durante la dictadura que imperó en Uruguay entre 1973 y 1985.

Con el retorno de la democracia y beneficiado por la ley de amnistía a los tupamaros, Mujica se reincorporó a la política como líder del Movimiento de Participación Popular (MPP), sector mayoritario del Frente Amplio.

Con un estilo llano y desaliñado y un discurso sencillo, plagado de jerga y metáforas cotidianas, Mujica ha hecho de sí mismo un espejo a ras de suelo en el que hoy se miran miles de uruguayos, esperanzados por sus ideales revolucionarios y su compromiso con la lucha social.


El candidato del opositor Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle (d), y su compañero de fórmula, Jorge Larrañaga (i).
EF/Clave Digital
No obstante, la espontaneidad se ha perfilado como un arma de doble filo para este veterano político, cuyas salidas de tono, a menudo acompañadas de tacos y improperios, le han valido críticas de la oposición y dentro de su partido durante la campaña que acabó con los comicios de ayer.

Alertado por sus propios excesos, Mujica se ha parapetado en los últimos tiempos en una postura más sosegada y contenida y centrada en promocionarse como heredero del actual presidente, Tabaré Vázquez.

Si no ganas las elecciones en segunda vuelta, Mujica anunció que se retirará de la política y se dedicará por entero a la chacra (granja) que posee en las afueras de Montevideo y donde reside desde hace años con su compañera, la también senadora Lucía Topolanski, a quien conoció en 1972 en la clandestinidad de la guerrilla.

A ella le une su afición al mate, a la lectura y al cultivo de flores, y un ideario que parte de la visión de que "el hombre es naturalmente socialista desde sus orígenes".

El 29 de noviembre este admirador del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se las verá con un zorro de la política, el ex gobernante de 68 años, que ya hoy prometió que será "el próximo presidente" de este país.

"Uruguay ya eligió Parlamento y aún piensa quién tendrá la capacidad para ver quién dirigirá el Ejecutivo. Y nosotros seremos quién los dirigirá, porque somos la mejor opción para la seguridad, para la certeza y para el diálogo", afirmó Lacalle en la rueda de prensa al conocerse los primeros datos de los comicios. EFE

Plebiscito fvorecer a ex militares golpistas

Los uruguayos rechazaron este domingo en plebiscito la anulación de la Ley de Caducidad que dejó impunes los crímenes de Estado cometidos por la dictadura uruguaya y tampoco admitieron la habilitación del voto por correo para sus emigrantes.

Con cerca de la mitad de los votos escrutados, el sí a la anulación de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado apenas pasó al 41 por ciento de los sufragios.

La condición indispensable para haber sacado adelante esas dos reformas era obtener el apoyo de más del 50 por ciento de los votos emitidos, pero los uruguayos no escucharon a las organizaciones de derechos humanos que pidieron la anulación de la ley, entre ellas Amnistía Internacional.

Luis Puig, portavoz de la Coordinadora por la Nulidad de la Ley de Caducidad, admitió este fracaso, que frena los intentos de enjuiciar a los policías y militares que participaron en torturas, asesinatos y desapariciones forzadas de disidentes políticos en tiempos de la dictadura (1973-1985).

No obstante, Puig señaló que "la lucha por la verdad y la justicia no termina ni se menoscaba" con este resultado desfavorable y dejó en manos de los procesos particulares la posibilidad de que la Justicia actúe.

Al menos, "el tema de la memoria y la justicia ha tenido un gran empuje en los jóvenes uruguayos", dijo Puig, también secretario de Derechos Humanos de la principal central obrera de Uruguay, Plenario Intersindical-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT).

Esta organización sindical fue la principal impulsora de la reunión de las 255.000 firmas necesarias para convocar el plebiscito celebrado hoy de manera simultánea a las elecciones nacionales y a la consulta popular sobre la habilitación del voto por correo, reforma también malograda con sólo un 33 por ciento de apoyo.

Igualmente reconoció el fracaso de los dos referéndum el candidato a la Presidencia de Uruguay del gobernante Frente Amplio, José Mujica.

El Frente Amplio ganó los comicios generales celebrados este domingo, pero Mujica tendrá que acudir a una segunda vuelta para dirimir la Presidencia uruguaya con el ex presidente Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional.

"Los plebiscitos quedaron opacados por las discusiones de carácter político. Yo no era partidario de ponerlos juntos y creo que esa ha sido la causa fundamental" del fracaso, dijo Mujica en rueda de prensa.

Mujica fue uno de los promotores en la dirección del Frente Amplio de la abolición de la Ley de Caducidad.

El mismo fue encarcelado por la dictadura durante 13 años por sus actividades de guerrillero urbano en los años sesenta.

Su segundo y candidato a la vicepresidencia, Danilo Astori, también lamentó el fracaso de la reforma, pero subrayó que "esa es la voluntad del pueblo y con serenidad se debe aceptar".

Las palabras de Mujica y Astori echaron un jarro de agua fría sobre los partidarios de la nulidad de la Ley de Caducidad, que ya festejaban unos primeros datos de los sondeos a pie de urna que apuntaban al triunfo del sí.

La Ley de Caducidad fue aprobada en 1986 al concluir el régimen cívico-militar (1973-1985) y fue refrendada en un primer plebiscito en 1989.

Su nulidad se había convertido en motivo de disputa en la campaña electoral, con acusaciones cruzadas por el uso electoralista de un tema tan delicado.

El Frente Amplio respaldaba la anulación y así lo hizo saber con sus principales líderes, como Mujica, firmando a favor del fin de la normativa.

Las principales fuerzas de la oposición, los Partidos Nacional y Colorado, mantuvieron posturas discordantes en su seno aunque predominaron quienes se opusieron a la nulidad de la ley.

Así, Lacalle, quien fue presidente de Uruguay entre 1990 y 1995, subrayó que la Ley de Caducidad ya "fue sometida a un referéndum y ratificada" por un 57 por ciento de la población.

Recordó que al concluir la dictadura además de la Ley de Caducidad se dio una amnistía para los guerrilleros tupamaros que habían puesto en jaque al gobierno democrático uruguayo de los años sesenta, uno de ellos Mujica.

"Dimos por terminado el episodio" y, "o se vuelve para atrás todo (...) o se dejan las cosas como están", según Lacalle.

Hoy, al conocerse los primeros resultados adversos a la anulación, fue también contundente: "La gente habló (en el plebiscito) y la gente resuelve".

No obstante, las espadas siguen en alto, pues las organizaciones que forman parte de la Coordinadora por la Nulidad de la Ley de Caducidad ya han dejado claro que tratarán de sacar del amparo de la norma cuantos casos puedan.

Para ello recurrirán a la jurisprudencia sentada el lunes pasado por la Suprema Corte de Justicia al declarar la inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad en tres de sus artículos para el caso concreto del asesinato de una joven comunista en tiempos de la dictadura.

Además, la Ley de Caducidad no ampara a las desapariciones y muertes violentas que llevaron a cabo los esbirros de la dictadura uruguaya en otros países, situación que llevó también esta semana a la condena a 25 años del ex dictador Gregorio "Goyo" Alvarez.EFE