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miércoles, 27 de mayo de 2009

Pakistán, (AFP) - Al menos 23 personas murieron y 250 resultaron heridas el miércoles en un atentado suicida con coche bomba perpetrado frente a un edificio de la policía en Lahore (este), que el gobierno interpretó como una represalia por la ofensiva militar contra los talibanes.
"Veintitrés personas, 11 de ellas policías, murieron y unas 250 resultaron heridas", declaró al canal de televisión estatal PTV Sajjad Bhutta, jefe de la administración de la municipalidad de Lahore, la gran capital cultural del este de Pakistán.
La explosión, que es el tercer ataque en esta gran ciudad del este paquistaní en tres meses, apunta a la amplia red de violencia islamista que en los últimos dos años causó la muerte de unas 1.800 personas en todo el país.
Al menos dos atacantes en un vehículo cargado de explosivos intentaron, en vano, cruzar una barrera para entrar en un complejo que alberga varios edificios como el de la policía de emergencia y de los servicios de inteligencia paquistaníes, el poderoso ISI (Inter-Services Intelligence) en la provincia, indicaron fuentes locales.
"En el edificio había de 30 a 35 policías y sólo algunos de ellos salieron heridos, los otros quedaron atrapados entre los escombros", indicó un oficial de policía en el lugar, Jalid Baig.
Las autoridades indicaron que 250 personas fueron heridas por el ataque.
El edificio de la policía de emergencia quedó reducido a escombros, constató un fotógrafo de la AFP. También resultaron seriamente dañados los edificios linderos.
"Escuché disparos y luego una enorme explosión", dijo uno de los policías, estupefacto, a un costado de los escombros, antes de asegurar que entre 30 y 35 policías estaban en el interior del edificio.
"El edificio se derrumbó. Estaba detrás del edificio y afortunadamente sigo vivo", dijo el policía a la prensa.
En lo inmediato no hubo ninguna reivindicación del ataque, pero las sospechas apuntan hacia los talibanes y los grupos vinculados a Al Qaida, que lo habrían perpetrado en represalia por la vasta ofensiva militar paquistaní contra los insurgentes en el valle de Swat (noroeste).
"Los enemigos de Pakistán que quieren desestabilizar al país están detrás de esto tras su derrota en Swat", afirmó a la prensa el ministerio paquistaní del Interior, Rehman Malik.
"Es una guerra y es una guerra por nuestra supervivencia", agregó.
El ejército paquistaní lanzó hace un mes una demoledora ofensiva contra los insurgentes en los distritos de Bajo Dir, Buner y Swat, donde según las autoridades mataron a unos 1.190 milicianos. Según la ONU, esa ofensiva obligó a 2,4 millones de civiles a abandonar sus hogares.
El presidente Asif Ali Zardari dijo que los combatientes talibanes "intentaban crear pánico entre la población mediante este tipo de actos de barbarie, pero no permitiremos que lo consigan", según informó su portavoz Farhatullah Babar.
"El presidente cree que los incidentes como la bomba de Lahore son manotazos de ahogado de los militantes prófugos", agregó el portavoz.
Según un parte del ejército, "Mingora estará totalmente librada de combatientes talibanes en los dos o tres próximos días".
Estados Unidos criticó y presionó a Pakistán, su gran aliado regional en su lucha "contra el terrorismo" luego de que el presidente paquistaní Asif Ali Zardari autorizara a mediados de abril la aplicación de un acuerdo alcanzado con las milicias talibanes para que la ley islámica (sharia) rija en el valle del Swat (noroeste) a cambio de un alto el fuego.
El ejército lanzó entonces una ofensiva para acabar con los insurgentes que habían llegado a 100 km de Islamabad.