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sábado, 10 de octubre de 2009

Los manifestantes acudieron al lugar con sombreros, lentes de sol, pelotas y neveras de playas y tablas de surfear.
Lissette Rojas

Los manifestantes montaron un ambiente de playa popular frente al Congreso Nacional, con trajes de baño, comida playera, sombreros, tubos y cremas bronceadoras.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En lo alto, las banderolas negras anuncian luto frente al Congreso Nacional. Hay protesta. Las cuatro y media de la tarde. Una niña de cuatro años gira dentro de un salvavidas. Cuando le preguntan por qué esta allí, contesta: “Porque se quieren robar las playas”.
Cada vez son más los manifestantes que se han reunido para protestar contra un artículo que, en la nueva constitución, limitaría el acceso de los ciudadanos a las playas y costas dominicanas. Llegan con sombreros, en bikinis, faldas, pantalones cortos, toallas y sandalias. Extienden sábanas sobre el pavimento, muestran una olla de espaguetis o se pintan el cuerpo con los colores de la bandera nacional.
El ambiente sería el típico de una playa de este país, si no fuera por los policías antimotines que forman una línea frente al Congreso, con sus uniformes negros y sus cascos, y por las consignas que vocifera con indignación la gente que prevé que no podrá disfrutar de las playas si el artículo aprobado por la Asamblea Revisora adquiere carácter.
“Esa no es mi constitución” o “Que devuelvan las playas“, gritan al ritmo que marcan los tambores y silbidos. Hay danzas también, los jóvenes bailan en círculos, algunos sin camisetas y las adolescentes montan una coreografía con otro lema: “Míralos ahí, los más corruptos de mi país”. Su dedo señala al edificio que alberga a los diputados y senadores.
Estudiantes universitarios, colegiales, periodistas, artistas, abogados y dirigentes sindicales caminan sobre la arena imaginaria con sus atuendos ligeros. El cielo está gris. Un hombre que ha tendido una sábana con dibujos florales dice un discurso en pantalones cortos y el torso desnudo. A su lado hay un pequeño coco y un diminuto peluche negro: “Un perro prieto pal miedo”. Cuando alguien osa pisar su manta, el individuo le dice irónico: “Hey, no me pises mi sábana. Esto es privado”.
La gente se ríe. Hay un jolgorio en el luto. La lluvia amenaza con dispersar la protesta, pero los manifestantes no ceden. La música continúa y los jóvenes reparten material informativo. Son miembros de los grupos que convocaron para este día de playa en el Centro de los Héroes, a pocos metros del mar Caribe.
Toy Jarto, Juventud Caribe, el Movimiento de los Autoconvocados y el Foro de Mujeres contra el Retroceso Constitucional son parte de los agrupaciones de la sociedad civil que invitaron a la población a manifestarse esta tarde, en esta explanada cercana al monumento que honra a los hombres del Movimiento 14 de junio que en 1959 intentaron derrocar al régimen de Trujillo al entrar con armas al país por dos playas: la de Maimón y Estero Hondo.
Pese a la llovizna, aún llegan personas. Unos traen sombrillas; a los otros no les importa mojarse. Quieren decirle que no a la restricción del uso de sus playas. Empieza a caer la noche, el agua ha difuminado el rojo y el azul patrióticos en las pieles de los jóvenes. En sus manos, sin embargo, las banderas siguen en alto.