SANTO DOMINGO, República Dominicana. - El martes pasado, a un año y 10 meses de haberse concluido el anterior programa, República Dominicana y el Fondo Monetario Internacional firmaron, a nivel técnico, la carta de intención de un nuevo acuerdo Stand By. Al igual que con el programa de enero de 2005 a enero de 2008, bajo el cual se realizaron tres reformas tributarias, sobre el presente surge la duda de si en “las letras pequeñas” del acuerdo se incluye el compromiso de aumentar los impuestos.
Producto de la actual crisis económica, y en reconocimiento de la fuerte caída de los ingresos del Gobierno durante 2009, el FMI acepta que el país registre un déficit primario de 0.8% del PIB este año (resultado de restar los ingresos y los gasto sin los intereses de la deuda). En cambio, para 2010 espera que se reduzca a cero, y que para 2012 se transforme en un superávit primario de 2%. Así, el Fondo busca garantizar que el país cumpla con las obligaciones de la deuda pública. Como es su costumbre, el FMI plantea la necesidad de “un programa ambicioso de reformas estructurales”. Era previsible que la lista la encabece las “mejoras de la administración tributaria y una drástica reducción y racionalización de las exenciones tributarias”, seguido de las “reformas del sector eléctrico”. También plantea un “afianzamiento de la supervisión bancaria”, “la implementación de un marco de metas de inflación” y “una estrategia de desarrollo de los mercados de capital nacionales y de la gestión de la deuda”. La preocupación del FMI en el aspecto fiscal se conecta con su “aviso de información publicación” del 14 de enero de 2008 (PIN No. 08-22) donde da por concluida la consulta del artículo IV de 2008 para República Dominicana y donde evalúa los resultados del programa Stand By de 2005. En ese documento, los Directores del FMI consideraron que en el mediano plazo, el “principal reto de política fiscal” será aumentar y focalizar el gasto social, y generar superávit primarios “para reducir la carga de la deuda pública consolidada a niveles similares a los de antes de la crisis”. Además, propusieron reformas para ampliar la base impositiva, principalmente racionalizando las exoneraciones tributarias y limitar los subsidios de energía pobremente diseñados. También hicieron un llamado que no fue escuchado por el Gobierno: un “control firme del gasto público durante el período electoral venidero”. En ese año de elecciones presidenciales, por efecto de la expansión del gasto público por motivos político-electorales en el primer semestre, el déficit del Gobierno central se acercó a los RD$54 mil millones. Fondos frescos. Al igual que el de 2005, este nuevo acuerdo con el FMI es bienvenido entre sectores empresariales y economistas. Se confía que sobre la economía dominicana irradie la confianza que necesita para impulsarse hacia recuperación. Y el Gobierno espera que despeje el camino para la llegada de fondos frescos provenientes de nuevos endeudamientos con los organismos multilaterales y con los mercados de capitales. |
FMI pide desmonte de exenciones tributarias
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