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sábado, 3 de abril de 2010

Parece que sólo los corruptos pueden ser parte del Estado dominicano, pues todos justifican ese modo de proceder”, manifestaron en su procesión.
SANTO DOMINGO, DN.-Jesucristo sigue crucificado en la República Dominicana, debido a la corrupción generalizada en la administración pública, donde "parece que sólo los corruptos pueden ser parte del Estado dominicano, pues todos justifican ese modo de proceder”.
Miles de feligreses participaron en el via crucis popular.
FE/Clave DigitalLa denuncia fue externada por 12 sacerdotes católicos, párrocos de los barrios pobres de la zona norte del Distrito Nacional.
En medio de un Vía Crucis organizado por doce parroquias de la parte alta de la capital, los párrocos denunciaron que las prioridades del Estado dominicano no se corresponden con las necesidades más urgentes del pueblo, al tiempo que condenaron los niveles de corrupción, narcotráfico e inseguridad ciudadana que afectan al país.
“Jesús ha sido crucificado en Jerusalén por personas y autoridades que se han cerrado a reconocerlo como el Hijo de Dios, el Mesías, el Señor. Hoy Cristo sigue crucificado en todas las prioridades del Estado que no corresponden con las necesidades más urgentes de nuestro pueblo dominicano”, afirmaron los párrocos de los barrios capitalinos de Guachupita, La Ciénaga, Los Guandules, Espaillat, Gualey, Simón Bolívar, Las Cañitas, 24 de abril, Capotillo, Villas Agrícolas, Luperón y La Zurza.
Los sacerdotes también denunciaron que el modo acelerado de construir la vía perimetral a la orilla de los ríos Isabela y Ozama y la segunda línea del Metro crucifican a la población, “pues se han llevado nuestro presupuesto nacional”. Explicaron su deseo de acompañar a las familias desalojadas para construir la referida vía para que se realice con toda justicia.
“Hoy Cristo, sigue crucificado con la corrupción generalizada en nuestro país. Nos preocupa además que se puedan utilizar los recursos del Estado dominicano que son del pueblo para la campaña electoral. En medio de la crisis económica mundial es una injusticia hacer una campaña costosa. Se está incentivando más corrupción para resarcir inversiones absurdas. Parece que sólo los corruptos pueden ser parte del Estado dominicano, pues todos justifican ese modo de proceder”, manifestaron en su procesión.
También condenaron la violencia institucional, presente en lo que consideraron ya una costumbre, con los repetidos intercambios de disparos. “No se hace juicio. Percibimos que la Policía Nacional se siente con derecho de eliminar a aquellos que considera como delincuentes. Sabemos además cuántos han sufrido una muerte violenta e injusta en nuestro barrio”, sancionaron.
Así mismo, apuntaron que Cristo sigue crucificado en el narcotráfico. “La droga es un monstruo que con su poderío económico y con sus métodos está invadiendo todo, no excluida la Policía, las Fuerzas Armadas, las autoridades y los jueces. El crecimiento del narcotráfico revela una crisis de valores. Es un enemigo de la persona y de la sociedad, y debe ser enfrentado por todos con justicia”, sentenciaron.
Desde hace muchos años, las parroquias de la Zona Norte celebran el Viernes Santo un Vía Crucis que recorre los barrios para meditar sobre las cruces que carga la gente, “donde Cristo se encuentra especialmente presente”.
Las congregaciones, que forman parte de la Arquidiócesis de Santo Domingo, celebran esta procesión, para acompañar a Jesús en su camino hacia la Cruz, “pues queremos renovar nuestro compromiso con la Justicia. Creemos en la Justicia y en su triunfo final, por eso nuestro Vía Crucis termina con una decimoquinta estación: la resurrección de Cristo Jesús”, añadieron.
Explicaron su deseo de vivir la Semana Santa no como un recuerdo del pasado sino como una esperanza que rompe y transforma las desigualdades y las violencias de nuestro mundo, de nuestra patria. “Queremos, deseamos, insistimos en que Cristo nos transforme así como hace veinte siglos transformó las injusticias de su pueblo”, manifestaron.
"Cristo se hace un cuerpo con sus amigos y amigas para que venzan el miedo, la tibieza y el pecado, y renazcan el hombre y la mujer que buscan sembrar justicia y amor, verdad y libertad", expresaron.
El viacrucis concluyó con la siguiente reflexión:
"Con este Vía Crucis no queremos alienarnos de la realidad; todo lo contrario queremos ser fermento del Evangelio, presencia de Cristo que quiere arrancar el pecado con la misma fuerza que Cristo entregó su vida por nosotros. Cualquier otra cosa es puro conformismo. Queremos abrazar la Cruz de Cristo, queremos sembrarnos como Cristo se sembró en el madero para así generar una vida nueva y justa en medio de la corrupción, el narcotráfico, y la violencia. Cristo es el “camino, la verdad y la vida”, que nos invita a entregarnos como Él se entregó en Jerusalén. Que así sea. Amén".