
"No renunciaré al mandato que me otorgó el pueblo", expresó Zelaya en un comunicado. "No renunciaré, aunque me lo pidan el mundo y algunos países que nos ven con odio", dijo también el martes Micheletti a la estación HRN.
Manuel Zelaya ha permanecido recluido en la embajada de Brasil desde septiembre.
Archivo/Clave DigitalZelaya continúa refugiado en la embajada brasileña tras llegar subrepticiamente a Tegucigalpa el 21 de septiembre. En el comunicado Zelaya dijo que no renunciará "al mandato que me otorgó el pueblo y, con dignidad y honor, seguiré defendiendo los principios democráticos y buscando soluciones justas que permitan transformar a Honduras".
Recordó que han transcurrido 170 días desde el 28 de junio, "fecha en la que como presidente elegido por el pueblo fui secuestrado y desterrado a Costa Rica por un golpe de Estado militar. Por su parte, Micheletti insistió en que no abandonará el poder. "El único que me puede destituir es el congreso... y a la comunidad internacional no le importa si yo estoy en el poder un día más o un día menos".
Micheletti recordó que antes de las elecciones del 29 de noviembre planteó la posibilidad de dimitir "para evitar desórdenes, pero aclaró que "los comicios fueron libres y transparentes".
"Hoy, a 44 días de que asuma el nuevo gobierno, no considero renunciar y concluiré el periodo que el congreso me fijó", agregó a HRN.
En un intento de solucionar la crisis política generada por el golpe, ambas partes suscribieron el 30 de octubre el Acuerdo Tegucigalpa-San José, el cual Zelaya dio por fracasado poco después.
La semana pasada el gobierno de facto frustró dos intentos de salir del país de Zelaya a México y la República Dominicana porque él lo quiso hacer como "huésped ilustre" y "presidente de la república", lo que Micheletti rechazó.
"El (Zelaya) se puede ir como asilado político, pero no a un país centroamericano porque podría desatar un ataque a Honduras y queremos vivir en paz. Podría ir a Estados Unidos, España o a cualquier país serio", afirmó Micheletti a la radioemisora. "Y Zelaya debe entender que ya no es presidente, ahora es un ciudadano con cuentas pendientes en la justicia".
La fiscalía ha encausado a Zelaya por cuatro delitos: atentar contra el sistema democrático de gobierno, traición a la patria, usurpar funciones públicas y abuso de autoridad.
El presidente de facto no quiso dar detalles de la reunión que sostuvo la noche del lunes en su despacho con Porfirio Lobo.
Se limitó a decir que "con él platicamos de todos los temas importantes... y estoy contento y tengo fe que él hará un buen gobierno para el bien del país".