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jueves, 31 de diciembre de 2009

La ciudad financiera se ha convertido, con sus facilidades fiscales, en un paraíso para corruptos, ex dictadores y narcos
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PANAMÁ.- “No somos un paraíso fiscal”. Vehemente, Moisés Cohen, presidente de la Asociación Bancaria Panameña (ABP), defiende en sus oficinas el sistema económico que rige en su país. En la calle, sin vehemencia pero con resignación, el taxista Gilberto Francisco Ortega sentencia: “El que tiene plata entra a Panamá y hace lo que le da la gana”.
Periodistas de ocho países que participaban en un taller de la Fundación Nuevo Periodismo (FNPI) confirmaron en cuatro días algunas de las claves que han convertido a Panamá en un enclave de dineros de dudoso origen. Un paraíso que empieza a tambalear a raíz de los efectos de la crisis ante la presión de Estados Unidos y del G-20.
Fuente Externa.Igual que en Santo Dominog, las calles de Ciudad de Panamá se caracterizan por la gran cantidad de edificios en construcción. Una investigación en terreno permite confirmar que con 300 mil dólares se puede comprar un inmueble y en algunos casos esta adquisición lleva adosado un regalo: la residencia. Otro periodista fue a consultar condiciones para adquirir bienes raíces en la inmobiliaria Bern. Allí le explicaron que si un extranjero compra una propiedad de un monto superior a los 300 mil dólares, lo exoneran de impuestos durante 20 años por ese inmueble.
Para obtener ambos privilegios es indispensable reunirse con el abogado de la inmobiliaria, quien dirá los pasos a seguir para finalizar el trato. Transacciones de ese tipo son habituales en este país de poco más de 3 millones de habitantes cuya población extranjera alcanza a lo menos al 15%, entre los que destacan chinos, colombianos y, más recientemente, venezolanos.
Discriminación positiva
Hace cinco años la panameña Dalis Herrera intentó obtener un crédito de 62 mil dólares para cumplir el sueño de la casa propia. Le exigieron demostrar un ingreso de mil 200 dólares mensuales. Y aunque dice que ser paraíso fiscal hace atractivo a su país, Dalis cree que se ha terminado por discriminar a los panameños, los que se ven desplazados por extranjeros a los que se les otorga toda clase de facilidades para invertir con dineros de dudosa procedencia.
Las cifras sin embargo revelan que no todos los extranjeros que llegan al país vienen cargados de dinero. No son pocos los que ingresan motivados por el ritmo caribeño que emerge del boom de la construcción, grandes inversiones y la vida nocturna de luces, casinos y prostitución que invade el centro de la capital. Según la oficina de Migración, de las cerca de 2.900 visas de permanencia entregadas entre el 2007 y el 2008, sólo 500 se otorgaron a inversionistas extranjeros, principalmente colombianos, venezolanos y estadounidenses.