Breaking News
Loading...
domingo, 26 de julio de 2009

LAS MANOS, Nicaragua.- Al caer la noche aún no se había instalado el campamento que el derrocado presidente Manuel Zelaya anunció sería puesto para acoger a sus seguidores la frontera nicaragüense.

Sus seguidores buscaron refugio de las lluvias bajo árboles y comedores ubicados en el tramo entre los dos puestos de paso fronterizo.

"Vamos a permanecer hoy en la tarde, en la noche, mañana en la mañana... esperando a la gente que viene, esperando a mi familia", dijo Zelaya mientras arengaba con un megáfono a un grupo de seguidores a unos metros de la línea divisoria binacional.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas, general Romeo Vásquez, dijo a CNN haber ofrecido trasladar en avión a Nicaragua a la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, para que ella se reuniera con el mandatario depuesto.

Pero la mujer dijo a la estación local Radio América: "Dios mío. ¿Por qué quieren sacarme de mi país? ¿Por qué quieren hacer con mi familia lo que hicieron con el presidente? Yo quiero estar aquí, ese es mi derecho como hondureña".

Ella permanece en Arenales, a unos 15 kilómetros de la frontera nicaragüense, con su madre Doris Sarmiento, y sus hijos Hortensia y José Manuel. También con la madre de Zelaya, Hortensia Rosales. Esperan encontrarse pronto con Zelaya.

El paso en la frontera sigue detenido y cientos de camiones de remolque permanecen detenidos en los costados de la carretera.

Las fuerzas armadas hondureñas, bajo órdenes del gobierno de facto, impiden el avance de hondureños que intentan alcanzar la frontera para encontrar a Zelaya. Las carreteras están infestadas de puestos de control y barricadas. Algunos grupos han vadeado los puestos de control llegar a su destino.

Dania Gómez Pérez, una maestra hondureña de 26 años, dijo que fueron detenidos en puestos de control el viernes y que ella y otras 40 personas tuvieron que caminar a través de las montañas para llegar a la frontera.

"Estamos dispuestos a arriesgar la vida porque todo el país reclama" el regreso del presidente depuesto.

El viernes, el mandatario depuesto atravesó brevemente el límite internacional y se internó unos pasos a Honduras en un retorno simbólico que desató críticas internacionales.

Dijo que no intentará cruzar de nuevo.

"No queremos ir a confrontar directamente los grupos armados con el fin de que nos hagan un masacre. Si yo me acerco, y ellos me quieren capturar, la gente me va a defender", añadió.

Zelaya llegó el sábado a la frontera conduciendo una camioneta agrícola blanca y escoltado por furgonetas con policías nicaragüenses y una caravana de vehículos de prensa.

En su fugaz incursión del viernes, Zelaya llamó a sus seguidores a resistirse al gobierno de facto instalado en su lugar desde el 28 de junio, cuando militares lo sacaron de su casa y lo enviaron a Costa Rica. La acción del presidente derrocado fue criticada por el secretario general de la Organización de Estados Americanos y la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, quien calificó el cruce como un acto "imprudente".

La presidencia del consejo de la Unión Europea instó a las partes en conflicto a continuar las negociaciones para restaurar la democracia.

El presidente de Venezuela Hugo Chávez criticó las declaraciones de Clinton. "'Imprudente', dice entonces la doctora Clinton ... ¿Qué es imprudente?, que no debe volver así de esa manera. ¿Cómo? ¿Arrastrado? ¿Indigno? Lo que ellos quisieran (es) que Zelaya terminara arrastrándose", dijo el presidente venezolano.

Zelaya dijo que no está confirmado si viajará a Washington, como lo había anunciado el vocero del departamento de estado P.J. Crowley.

En todo caso aseguró que "Clinton no tiene la información adecuada del régimen represivo... si ella no tiene esta información es claro que no tenga todo el contexto de lo que está pasando".

Zelaya exige ser reinstalado en la presidencia y todos los países occidentales han condenado el golpe de estado y lo respaldan, pero el gobierno de facto presidido por Roberto Micheletti se rehusa a restituir al líder defenestrado, la condición primordial de la negociación facilitada por el mandatario costarricense Oscar Arias.

El arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Andrés Rodríguez, dijo que Zelaya tenía vocación sacerdotal porque era un "chico limpio" y "muy bueno".

"Tenía vocación. Yo le di clases cuando tenía 14 años. Si me hubiera quedado aquí quizá hoy él sería sacerdote, pero salí al extranjero. Era un chico limpio, muy bueno. Yo estuve un año con él y conservamos la amistad desde entonces. Ha sido buen amigo", afirmó el religioso en entrevista a El Clarín de Buenos Aires que reproduce el sábado en su edición digital el diario hondureño El Heraldo.

Rodríguez fue maestro de Zelaya en el Instituto Salesiano San Miguel de la capital, donde el derrocado presidente cursó la secundaria.

Diferentes sectores afirman que Zelaya, por la influencia de Chávez, se convirtió en político de izquierda, como se definió hace casi un año.

Micheletti tenía programado reunirse con una delegación de legisladores estadounidenses presidida por el congresista republicano de Florida, Connie Mack, de la comisión para asuntos exteriores para el hemisferio occidental de la Cámara de Representantes, en lo que parece ser la primera señal abierta de apoyo a su gestión de parte de un líder político extranjero.

El golpe de estado contra Zelaya fue avalado por la Corte Suprema y el Congreso. Mack, representante republicano por Florida, justificó el hecho al considerar que Zelaya "usurpó la ley y violó la Constitución".

La delegación se reunió con el presidente de facto, con el ex presidente Ricardo Maduro y con miembros del poder judicial. Aunque estaba prevista una rueda de prensa en Casa Presidencial, ésta fue cancelada a última hora.

En la zona fronteriza con Nicaragua, se mantuvo un toque de queda para prohibir que haya personas en las calles y carreteras a cualquier hora del día y al menos hasta el domingo a las 4:30 de la mañana.

Entre Tegucigalpa y la frontera hay unos 20 puestos de control del ejército y la policía. El tránsito vehicular era prácticamente inexistente.

La capital hondureña vivió una jornada de tranquilidad. Solo frente a la embajada de Venezuela, unos 20 activistas montaban guardia en respaldo a los diplomáticos de ese país, que han desacatado la expulsión ordenada por el gobierno de facto por considerarla ilegitima.