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sábado, 16 de junio de 2012

Escrito por: CHARLES BABINGTON
WASHINGTON (AP) _ El presidente Barack Obama no puede hacer gran cosa para reactivar la economía en los próximos cinco meses, lo cual podría costarle la reelección en noviembre. Pero en una gama de problemas sociales, está utilizando sus poderes ejecutivos para que los gays puedan casarse, las mujeres obtener medios para el control de la natalidad y, ahora, los inmigrantes ilegales jóvenes evitar la deportación.


Es una apuesta política fuerte que podría incentivar a la derecha, que hasta ahora no termina de dar su pleno apoyo al candidato republicano Mitt Romney. Los demócratas piensan que podría entusiasmar a los grupos que resultaron cruciales para la victoria de Obama en 2008: los jóvenes, las mujeres y los hispanos.

En épocas relativamente mejores, los amplios poderes del presidente pueden obligar a su opositor a saltar de un tema a otro con la esperanza de encontrar una grieta en el blindaje. Esta vez, el panorama es diametralmente opuesto.

Romney es el candidato que juega a lo seguro, rara vez se aparta de los temas de economía y empleo y evita cuidadosamente los encuentros con la prensa. El viernes le tomó seis horas elaborar una breve declaración en la que criticó la política de inmigración de Obama por no ofrecer una ``solución en el largo plazo''.

No dijo si derogará la medida en caso de ganar las elecciones. Pero al señalar que ``puede ser revertida por los presidentes subsiguientes'', tal vez sembró dudas entre algunos jóvenes inmigrantes en situación irregular.

Obama luce como el más audaz. No tiene muchas opciones.

Está arrinconado por una economía global frágil, compleja e interrelacionada y un Congreso dominado por los republicanos. Juntos imponen límites rígidos a su capacidad para afectar el rumbo de la debilitada economía estadounidense, que según Obama requiere mayores inversiones en educación, fuentes de energía renovables y otras áreas.

En cambio, de un plumazo, Obama puede permitir a gays y lesbianas revistar abiertamente en las fuerzas armadas; obligar a seguros médicos de empleadores católicos a pagar por anticonceptivos; y proteger a cientos de miles de inmigrantes jóvenes en situación irregular de la deportación.

Obama dio ese paso el viernes, para júbilo de muchos grupos hispanos, en tanto dirigentes republicanos se quejaron del método empleado para aplicar esa política, más que del contenido de ésta.

Los demócratas tienen una ventaja cómoda entre los votantes hispanos, y algunos estrategas republicanos temen que la brecha se esté ampliando.

``Esto es lo correcto'', dijo Obama al presentar la medida el viernes.

Pasando por encima del Congreso, donde varios proyectos inmigratorios están paralizados desde hace años, Obama decretó que los inmigrantes sin documentación no pueden ser deportados si los trajeron al país antes de cumplir 16 años, tienen menos de 30, llevan al menos cinco años de residencia continua, no tienen prontuario delictivo y tienen diploma secundario o han revistado en las fuerzas armadas.

Ante las dificultades para avanzar económicamente, se ve una posibilidad en la expansión o protección de los derechos de gays y lesbianas, jóvenes hispanos y mujeres.

Según el estratega republicano Danny Díaz, la medida es ``evidentemente política e interesada'', y seguirán siendo el empleo y la economía los factores determinantes de la elección.

Pero la dirigencia legislativa republicana optó por el silencio. Saben que los votos hispanos son cruciales en Florida, Nevada y Colorado, y podrían serlo en estados reñidos como Virginia y Carolina del Norte.

Muchos demócratas elogiaron la medida. ``Es lo correcto para el país y es lo correcto políticamente'', dijo el estratega veterano Matt Bennett. Si los republicanos cuestionan la decisión, dijo, quedan ``en la posición de decir que deberíamos atacar, legalmente, a niños inocentes que no han cometido delito alguno''.

Si la economía gozara de un estado floreciente, Obama no necesitaría tomar grandes medidas audaces. Pero la tasa de desempleo superior al 8% lo obliga a correr algunos riesgos.

Es lo que hizo el viernes, para eclipsar a Romney en el comienzo de una gira de